Estando sola escuchaba que una voz repetía su nombre una y otra vez
Se preguntaba con frustración por qué todo esto le tenía que suceder a ella.
Se preguntaba con frustración por qué todo esto le tenía que suceder a ella.
Había un niño muy goloso que siempre estaba deseando comer dulces.
Jesús le dio gracias a Dios porque sabía que la traición de Judas estaba profetizada.
“Entonces en su angustia clamaron al Señor y Él los salvó de sus aflicciones. Él envió su palabra y los sanó y los libró de la muerte” Salmos 107:19-20.
Érase una vez un granjero que vivía tranquilo porque tenía la suerte de que sus animales le proporcionaban todo lo que necesitaba para salir adelante y ser feliz.
“Entonces oro a ti, oh Señor, y digo Tú eres mi lugar de refugio. En verdad, eres todo lo que quiero en la vida” Salmos 142:5.
“Recuerda la promesa que me hiciste; es mi única esperanza. Tu promesa renueva mis fuerzas; me consuela en todas mis dificultades” Salmos 119: 49-50.
Hace mucho tiempo, un día de primavera, iban dos hombres paseando juntos mientras charlaban de las cosas del día a día.