Apartarse del mal

Ya hemos visto lo que significa la integridad y la rectitud respecto al carácter de la persona en relación a sus  semejantes; lo que el temor del Señor habla respecto al carácter de la persona en relación a Dios.

Finalmente, el apartarse del mal es una cualidad de carácter que habla con respecto exclusivamente a la propia persona. No es suficiente que uno tenga cuidado sólo en función de los demás y de Dios, es necesario que la persona quede definitivamente rodeada por todos lados, con el fin de no dar lugar al diablo.

Sólo cuando posee estas tres cualidades en su carácter es que queda inmune a todo y cualquier ataque satánico.

El discípulo del Espíritu Santo debe prevalecer contra el mal desviándose de él. Un ejemplo muy simple de esto es cuando hay un sólo convertido en la familia. Normalmente, cuando todos se reúnen para celebrar alguna cosa, el tema de conversación siempre va dirigido y enfocado a aquel siervo de Dios. El diablo usando a aquellos familiares, empieza a incitar críticas a la fe de aquella persona con preguntas maliciosas. Es casi seguro que la persona va a procurar defenderse y es ahí que acabará comprometiéndose todavía más.

Para no pasar por determinadas situaciones, este cristiano debe evitar al máximo estar en medio de los escarnecedores.

Desviarse del mal significa evitar estar en comunión con aquellos que no tienen la misma fe cristiana, el mismo Espíritu, el mismo celo por las cosas de Dios o la misma pasión por las almas perdidas.

Por eso Job fue honrado por Dios. Él tenía su ser absolutamente inviolable por la fuerza de su carácter por lo que el mal no podía tocarle. La razón por la cual Dios permitió que satanás matase a todos sus hijos y siervos, destruyese todos sus bienes materiales y, por si no fuera suficiente, permitió que cayera enfermó desde la cabeza hasta la planta de los pies, tanto en la carne como en los huesos, no fue para probar a satanás que Job era un hombre fiel.

Dios no tenía ningún interés en probar nada al diablo, pero sí dejar a la humanidad un ejemplo de fe y carácter, capaz de proteger y resguardar a la propia persona en este mundo contra todo mal.

Job se convirtió en la propia expresión de dolor y de sufrimiento, tanto en la parte espiritual y emocional como en la parte física, con todo el Señor Dios sabía que a pesar de todo su sufrimiento, Job jamás se volvería contra Él. ¿Por qué? Porque su carácter era perfecto.

El ejemplo de Job es como si Dios estuviese hablando a toda la humanidad así: “¡Mirad! si vosotros tuvieseis un carácter semejante al de Job, entonces el mal solamente podría tocar en vosotros si tuviere mi permiso”. En otras palabras: el mal jamás podrá tocar a aquellos que tengan una conducta igual a la de Job.

Aunque Job fue el hombre más rico y poderoso de Oriente, aún así no permitió que su poder y autoridad se le subiese a la cabeza; siempre fue íntegro y recto en la dirección de sus negocios delante de los demás negociantes; nunca quiso sacar ventaja de las debilidades de sus semejantes, sino que procedía justa y honestamente con todos. En lo que atañe a su temor para con Dios podemos ver su conducta con referencia a sus hijos. Terminando los días de banquetes y fiestas que sus hijos daban:

“Y sucedía que cuando los días del banquete habían pasado, Job enviaba por ellos y los santificaba, y levantándose temprano, ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque Job decía: Quizá mis hijos hayan pecado y maldecido a Dios en sus corazones. Así hacía Job siempre.”

Job 1:5

En cuanto al desvío del mal, Job no participaba de los banquetes de sus hijos, tanto es así, que cuando el diablo destruyó la casa en que sus hijos estaban celebrando su fiesta, él no se encontraba allí. Ciertamente evitaba aquellas fiestas para no acabar pecando contra Dios.

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