Arrastró una conducta autodestructiva que con el tiempo le traería consecuencias irreversibles

Madeline tuvo que sufrir una niñez conflictuada, era aún muy niña cuando tuvo que sufrir la separación de sus padres, por lo que la figura paterna y protectora se convertiría solo un vago y amargo recuerdo. Al crecer comenzó a relacionarse con amistades que no le traerían más que desgracias, puesto que fue arrastrada por ellos al mundo de las drogas y el alcohol.

Madeline adaptó una conducta tóxica y autodestructiva que con el tiempo le traería consecuencias irreversibles, comenzó a pasar días fuera de casa y cuando lograba estar en esta, solo usaba su estadía para entrar en confrontación con su madre. Había perdido por completo no solo el amor propio sino además el de su familia y allegados, sentía que había llegado al fondo del pozo de las desgracias.

Un día toda esa ira incontrolable que vivía dentro de Madeline terminó de explotar cruzando una línea muy delgada, estando totalmente fuera de control atentó contra la vida de una persona, hecho que sin duda la llevaría a enfrentarse con la justicia. El tiempo en la cárcel la atemorizó como nunca antes en su vida, sintió un trato tan denigrante y humillante que no le desearía ni a su peor enemigo, de la noche a la mañana sus acciones la habían metido en una pesadilla.

Atrapada y sin salida tuvo tiempo para orar y tratar de conectarse con Dios, tras la promesa de entregar su vida a Él y luego de pasar por un largo proceso jurídico logró recuperar su libertad y aunque al salir aun tuvo que enfrentar algunas luchas logró vencerlas todas. Hoy en día Madeline asiste a la Iglesia Universal con mucha fe y devoción para seguir reconstruyendo su vida a través de Dios y con la guía del Espíritu Santo.

Testimonio Madeline.

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