Camelia Prieto sentía que su vida había estado atrapada por las maldiciones que arrastraba de sus antepasados, tantos sus tíos como su madre habían sufrido de maldiciones durante su juventud, los males que acechaban a Camelia le causaban un gran daño tanto físico como personal. Además de sufrir de abusos y maltratos, sufría de insomnio algunas noches y otras perturbadoras pesadillas. Desesperada por deshacerse de las maldiciones que la acosaban acudió al ocultismo donde en vez de conseguir una solución sus maldiciones incrementaron.
Camelia Prieto determinó que los problemas que ella debía enfrentar eran espirituales, así que tras notar cómo la salud de su madre había mejorado considerablemente debido a su participación en la Iglesia Universal, tomó ella también la decisión de acudir para aprender a luchar contra sus maldiciones usando la fe. Ahora ya vive la paz verdadera y gracias al Espíritu Santo su vida ha prosperado.
