Carta a la Iglesia de Éfeso (Parte 5)

Verdaderamente había un esfuerzo sobrenatural en el sentido de querer hacer que los otros experimentasen el mismo gozo del Espíritu Santo; quiere a través de las ofrendas misionarias que eran mejores y con mucho más alegría, quiere a través de los diezmos que eran un gran placer. Había comprensión y perdón a causa del amor. El Señor Jesús era el Primero en todo, no había tiempo suficiente para el polvo asentarse en su Biblia Sagrada y en todo el tiempo había comunicación con el Señor a través de la oración, de manera que su relacionamiento con Dios era continuo. En aquel tiempo había luna de miel con Dios, pues todo su trabajo era hecho con la fuerza del corazón, pero hoy ese mismo trabajo es realizado infelizmente con la fuerza de los brazos.

Yo creo que la iglesia de Éfeso retrata el carácter de muchas iglesias o el carácter de muchas iglesias o personas cristianas que piensan que por el hecho de hacer alguna cosa para el Señor Jesús, tal y como evangelizar, predicar, orar y visitar a los enfermos y otros tipos de caridad, ellas están aumentando su crédito con Dios. Hacer la obra de Dios tal y como la la iglesia de Éfeso hacía aún no es suficiente cuando hay falta de lo más importante: el primer amor. La gran unión que nosotros aprendemos con la Iglesia de Éfeso es que para Dios no es suficiente sólo que la persona o la iglesia haga, sino sobre todo sea. En Su mensaje la primera iglesia del Señor Jesús deja eso muy bien claro, pues en aquella iglesia había obras, labor, perseverancia, rechazo de hombres malos y pruebas por amor a Su Nombre, pero faltaba lo esencial, faltaba el primer amor. Es decir: ellos hacían pero no eran. Infelizmente muchas personas que profesan una fe cristiana han procurado eludir la propia conciencia más allá de intentar engañar a otros e incluso al propio Señor procurando compensar sus flaquezas de carácter y pecados con obras. Pero Aquél que anda en medio de la iglesia ha pesado los corazones para dar a cada uno según sus obras, por eso lo más importante de todo es guardar el corazón, según el consejo de Su Palabra que dice: «Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón» (Proverbios 4:23).

Continuará…

Si le interesa lea también: Carta a la Iglesia de Éfeso (Parte 4)

Libro: Estudio del Apocalipsis Vol 1
Autor: Obispo Edir Macedo

 

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