Ceguera Espiritual (Parte 2)

La Biblia dice que ella vio que aquel árbol era bueno para comer y agradable a los ojos.

La Biblia dice que ella vio que aquel árbol era bueno para comer y agradable a los ojos. O sea, vio el fruto, le gustó, lo comió y además se lo dio a su marido.

Por despreciar la Palabra de Dios, Eva vio belleza donde no existía. Así es el corazón: lleva al ser humano a tener una visión distorsionada y desproporcionada de las cosas. En los días de hoy, es común, por ejemplo, encontrar personas que solo ven el placer en un adulterio. No logran ver el rastro de destrucción que ese acto provoca en ellas y en sus familias. Así sucede también con el vicio, que envuelve al adicto de tal forma que este pierde su dinero, su credibilidad, su empleo e incluso su vida, pero no reacciona para liberarse.

La composición humana era perfecta y preciosa antes de la caída del hombre: primero bajo el punto de vista espiritual (espíritu); después el alma (afectos y emociones) y, finalmente, el físico (materia/cuerpo). Sin embargo, con el advenimiento del pecado, la visión espiritual se perdió y le dio lugar a la visión emocional; o sea, la parte espiritual que estaba conectada al Espíritu de Dios fue neutralizada por la parte emocional.

No obstante, si Adán y Eva fallaron en mantener la imagen y la semejanza del Dios Altísimo, el Señor Jesús no falló —¡aun habiendo quedado frente a frente con Satanás! —. Él fue tentado y pasó por pruebas y desiertos, pero conservó en Sí la imagen del Dios Invisible y Perfecto. Y todos los que, como Jesús, son espíritu vivificante resisten al mal y tienen la luz del Evangelio todos los días brillando en sus mentes. Sin embargo, los que no nacieron de nuevo permanecen como Adán, siendo solo almas vivientes.

Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante. (1 Corintios 15:45)

Continuará…

Libro: Secretos y Misteriosos del Alma

Autor: Obispo Edir Macedo

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