Chantaje: ¿amor o manipulación?

Chantaje: ¿amor o manipulación?

Extracto del programa “Rompiendo el Silencio” sobre el chantaje emocional, con el psicólogo Grover Bravo.

 

El chantaje emocional es una forma de violencia que consiste en la manipulación de una persona sobre la otra utilizando el miedo, la obligación y la culpa como dinámicas entre el manipulador y el manipulado. Es una forma inadecuada, irrespetuosa y agresiva de comunicación, donde se suele expresar una petición de cambio, solicitar ayuda o simplemente expresar disconformidad y queja, con un objetivo claro de conseguir lo que uno o una quiere, sin tener en cuenta los deseos de la otra persona.

Es habitual asociar el chantaje emocional con la manipulación, ya que es una práctica destinada a influir la voluntad de la otra persona, con el fin de conseguir que actúe como uno quiere y no como desea realmente.

En ocasiones, esta manipulación es muy sutil y sucede sin darnos cuenta, o cuando somos conscientes de ella ya hemos modificado nuestro comportamiento. Por ello, es muy importante estar atentos, estar conectados en el presente, ser conscientes de lo que está ocurriendo en cada momento, de lo que decimos, de lo que hacemos, de lo que queremos hacer; y más con aquellas personas con tendencia al chantaje y la manipulación.

El chantajista emocional no siempre es consciente de lo que hace, en ocasiones actúa de forma voluntaria con un fin concreto, pero otras muchas es involuntario. Es habitual tener en nuestras consultas de psicología a pacientes que tienden a la manipulación y sufren por ello, no se sienten satisfechos o satisfechas con su comportamiento pero no saben cómo cambiarlo, como modificarlo. Estas personas no dejan de ser víctimas de sus patrones de comportamiento que afortunadamente, sí se pueden modificar.

Este tipo de personas se comportan de una manera u otra dependiendo del ambiente, del entorno y de la persona o personas que tenga delante.

Influyen sus características de personalidad. Con frecuencia, el chantajista emocional tiene un estilo de comunicación agresivo, carece de empatía al no respetar los derechos de sus allegados. Suelen ser personas con dificultades emocionales (en ocasiones desórdenes y patologías como los trastornos de personalidad), dificultades personales (inseguridades, fragilidad, baja autoestima, insatisfacción personal, celos, miedo al abandono, temor a la soledad, dependencia…) y necesidades muy acusadas (necesidad de atención, de cariño y afecto, de ganar y conseguir un logro para sentirse bien, para sentirse superiores en comparación con los demás, y viven las relaciones personales, a veces, como una competición o como una amenaza).

Es frecuente encontrarnos a chantajistas emocionales que han aprendido a actuar así desde un modelo aprendido en la infancia, de sus padres, hermanos, familia o del entorno más próximo. Normalizan ciertos comportamientos, sin plantearse siquiera que quizás son inadecuados o podrían vulneran los derechos de los demás.

 

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