Quería experimentar el mundo, llenar el vacío que sentía en mi corazón, comencé a involucrarme con el alcohol, comencé a ir a los bailes, a tener amigos que no traían nada bueno para mi vida. Mi vida estaba estancada. Me envolví en una relación sentimental, tenía un muy buen trabajo, mi casa propia, carros, pero lo perdí todo. Mi vida se fue hasta el fondo del pozo.
Volví a tener mucho odio en mi corazón, depresión, deseos de suicidio, siempre estaba pensando en quitarme la vida. En ese momento me sentí muy mal porque yo sabía que podía haber evitado todo aquello que estaba sufriendo, mas no tenía fuerzas para regresar.
Gracias a mi madre que siempre permaneció luchando por mi, ella sufría mucho al ver como yo me estaba destruyendo.
Después que conocí la Iglesia Universal, se fue la depresión, a la tristeza y las ganas de quitarme la vida, comencé a sonreír de nuevo, a tener paz y tranquilidad. Ni siquiera tenía trabajo, logré terminar mi carrera como enfermera, tengo un muy buen trabajo, un auto y estamos en proceso de tener una casa propia también.
