La psicología social es una rama dentro de la psicología que analiza los procesos de índole psicológica que influencian el modo en que funciona una sociedad, así como la forma en que se llevan a cabo las interacciones sociales. La suma de ambas son los procesos sociales que modulan la personalidad y las características de cada persona. La psicología social estudia los procesos psicológicos y sociales observables, cosa que nos ayuda a entender cómo actuamos los individuos cuando formamos parte de grupos o sociedades.
El género femenino enfrenta un mayor desafío en cuanto a las presiones sociales. La presión social que reciben las mujeres es muy elevada y sobre todo está relacionada con los cánones de belleza definidos en la sociedad; en muchas ocasiones, las mujeres son gravemente criticadas por la apariencia física, por la forma de vestir o por infravalorar sus capacidades por el simple hecho de ser mujer. El incremento del uso de las nuevas tecnologías ha traído consigo un nuevo medio donde ejercer dicha presión social, ya que es en las redes sociales donde los menores realizan ciberacoso a las menores, plasmando los estereotipos y los prejuicios inculcados por las generaciones ascendientes. La presión social hacia las mujeres se produce en diferentes contextos, canales y formas, y exige ciertos baremos de belleza, así como ciertas características que debe cumplir y alcanzar para ser aceptadas socialmente.
Los estereotipos están presentes en nuestro día a día de manera tan integrada que en ocasiones no somos conscientes de que los estamos aplicando, o de la desigualdad que se está produciendo. Hoy en día, se está dando mayor visibilidad a estas diferencias de género y en numerosas ocasiones cuando se produce esta desigualdad a nivel público se origina un revuelo y una difusión del fenómeno para que llegue a más personas. La finalidad de difundir estas problemáticas es que las personas obtengan mayor conciencia de ello, evitando y eliminando de su personalidad o vocabulario ciertas palabras o expresiones que incitan a la desigualdad de género y que constituyen en sí, una injusta presión social.
