Confesión negativa

También hay otro obstáculo muy común para lograr una fe victoriosa, es la confesión de nuestras flaquezas. Las personas tienden a confesar las derrotas, esperando así recibir por parte de otros un sentimiento de misericordia. Les gusta mucho oír: “pobrecita…”, “hay que ver ¡cómo sufre fulanita! …”, y cosas así. La verdad es que las confesiones de derrotas sólo traen derrotas. Naturalmente, amigo lector, usted ya experimentó el quejarse de algún dolor, ¿no es así? ¿y qué sucedió enseguida? ¿el dolor pasó? ¡No, claro que no! Sino que por el contrario, aumentó aún más, ¿no es verdad? El hecho está en que el secreto de la victoria es nuestra confesión de la misma.

Si confesamos derrota, estamos nada más y nada menos que alabando las obras de satanás que es el que causa los sufrimientos humanos. Nosotros estamos diciendo que él realmente tiene poder y que consigue derrotarnos y que debemos temerle, porque él es fuerte. ¡Nada de eso, amigo lector! La Biblia afirma que somos más que vencedores con Cristo Jesús, nuestro Señor. Entonces, no podemos aceptar las derrotas y quedarnos asustados en un rincón como el gato hace con el ratón. Deje ahora de sentir autocompasión y actúe según la Palabra de Dios y, usando el nombre del Señor Jesús, usted será maravillosamente victorioso y naturalmente glorificará el nombre del Señor, pues la Palabra de Dios afirma que la alegría del Señor es nuestra fuerza (Nehemías 8:10), es decir, la satisfacción del Padre está en la victoria de los hijos.

Las personas que andan con Dios jamás son pesimistas, jamás utilizan la expresión “no puedo…” o “no tengo ninguna oportunidad…”; sino al contrario, cuando todo parece estar perdido, entonces la persona destruye las barreras e impedimentos con su fe en un Dios Vivo, el Dios que reacciona. Y, ¿no fue así que Josué obtuvo la gracia de Dios? Cuando fue llamado para liderar a más de tres millones de personas rebeldes a la tierra prometida, no titubeó, acató la Palabra de Dios que decía: “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque el Señor tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas” (Josué 1:9). Yo creo de todo mi corazón que este mensaje también es hoy para nosotros, pues enfrentamos luchas semejantes a las que Josué enfrentó, y la misma orden continúa en vigor para nosotros y para cuantos creen en el Dios de los milagros. Por tanto, lector, deje de expresarse negativamente, pues según la manera que nos expresemos, seremos victoriosos o derrotados, dependiendo sólo de la manera como pensamos. Si pensamos positivamente, reaccionaremos positivamente; pero, si pensamos negativamente, reaccionaremos negativamente y, en consecuencia, seremos derrotados (Apocalipsis 12:11).

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