El bautismo en el Espíritu Santo (parte II)

No tenga miedo. El propio Señor Jesús dijo que si un hijo pide a su padre un trozo de pan no recibirá una piedra (Lucas 11:9-13). De la misma manera, si nosotros, que somos hijos de Dios, le pedimos el Espíritu Santo, jamás permitirá que recibamos otro espíritu.

Cuando alguien es bautizado con el Espíritu de Dios, recibe inmediatamente el aliento de Dios en su vida, para luchar y vencer en cualquier tipo de batalla. El Espíritu Santo pasa a coordinar nuestras acciones de tal forma que jamás dejamos lugar para ser afligidos por el diablo. Nos volvemos ilimitados en las realizaciones de la voluntad de Dios.

Amigo lector, si usted desea ser bautizado con el Espíritu Santo, preste atención a estas palabras escritas por la esposa de Gordon Lyndsay (Predicador y autor):

“¿Cómo puede ser alguien lleno del Espíritu Santo? Comencemos por el pasaje pentecostal más citado de las Escrituras: Hechos 2:4: “Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.” ¿Quién comenzó a hablar? Algunos responden que el Espíritu Santo, pero esto no es lo que dice la Escritura. Lea el versículo nuevamente. Dice que todos ellos comenzaron a hablar. Cierto hombre objeto: “Si yo soy el que habla, entonces es la carne la que habla”. Exactamente. Mientras usted tenga un cuerpo mortal será la carne la que habla. Cuando usted se vaya al cielo no precisará hablar más en lenguas. Es aquí donde está lo sobrenatural: “según el Espíritu les daba que hablasen.”

Si usted tuviese que pensar en las palabras que fuera a pronunciar, no habría nada de sobrenatural. Es el Espíritu quien las concede.

Después que usted haya expulsado de su mente todo pensamiento extraño, concentre su oración al Señor y, por fe, comenzará a pronunciar esas palabras que están en su corazón. Usted no las entenderá, pero eso no importa. No tenga temor de su voz, pues las palabras le parecerán extrañas. Al principio sonarán como las palabras de un niño cuando está comenzando a hablar. En Isaías 28:11 dice: “Porque en lengua de tartamudos, y en extraña lengua hablará a este pueblo.”

No espere más y pronúncielas con seguridad. Diga lo que Dios le ha puesto en su corazón. Respire profundo y comience a hablar en lenguas, pues, si usted es salvo, debe acordarse que Cristo está en su vida. Colosenses 2:9 nos dice: “Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad.”

Continuará…

Si le interesa lea también: El bautismo en el Espíritu Santo

Libro: En los Pasos de Jesús
Autor: Obispo Edir Macedo

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