El infierno Parte 5

Ningún muerto vuelve para comunicarse con los vivos, como algunos creen equivocadamente.

7) El alma no necesita agua, pues es el cuerpo el que tiene sed física, pero la Biblia dice que el rico, en el lugar de su tormento, levantó los ojos para ver a Abraham y a Lázaro (Lucas 16:23) y pidió una gota de agua para refrescar su lengua (Lucas 16:24). En otro pasaje, el Señor Jesús habla sobre el hecho de que los condenados sean dirigidos al infierno con las manos y los pies atados. Él dice también que, en el tormento, habrá un profundo llanto, gemidos y crujir de dientes, tamaño será́ el dolor causado por los sufrimientos.

Entonces el rey dijo a los sirvientes: «Atadle las manos y los pies, y echadlo a las tinieblas de afuera; allí́ será́ el llanto y el crujir de dientes». (Mateo 22:13)

… allí será el llanto y el crujir de dientes. (Mateo 8:12)

8) Ningún muerto vuelve para comunicarse con los vivos, como algunos creen equivocadamente. Quien ve o conversa con personas que ya murieron está, en realidad, siendo engañado por espíritus malignos (Lucas 16:27-30). Y nadie reencarna en otro cuerpo para vivir en la Tierra nuevamente, como enseña la doctrina de la reencarnación.

Y así como está decretado que los hombres mueran una sola vez, y después de esto, el juicio. (Hebreos 9:27)

En una fracción de segundos después de la muerte, comienzan las recompensas de la vida eterna o las torturas del infierno. Y no hay intervalo ni fin: o es descanso, o es lloro y crujir de dientes perpetuamente. ¡Imagínese un tormento sin descanso, sin medicación para aliviar el dolor y sin ninguna esperanza de, un día, tener alivio!

9) Una vez condenada al infierno, la persona jamás podrá́ cambiar su condición. Quien piensa que, en algún momento, los que están en el infierno tendrán una oportunidad de salir de allí́ está engañado.

… hay un gran abismo puesto entre nosotros y vosotros, de modo que los que quieran pasar de aquí a vosotros no puedan, y tampoco nadie pueda cruzar de allá a nosotros. (Lucas 16:26)

Continuará…

Libro: Secretos y Misteriosos del Alma

Autor: Obispo Edir Macedo

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