Así como satanás penetró en la tierra y la convirtió sin forma y vacía, también penetró en la vida de Adán y Eva.

El origen del caos (Parte II)

Cuando aconteció lo que relata el segundo versículo ya habían transcurrido millones de años y producida la caída de lucifer (y aquí hacemos cuestión de escribir su nombre con minúscula, ya que él no tiene ninguna dignidad), tal como lo describe el profeta Ezequiel:

“Vino a mí palabra del Señor, diciendo: Hijo de hombre, entona lamentaciones sobre el rey de Tiro, y dile: Así ha dicho el Señor: Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y de acabada hermosura. En Edén, en el huerto de Dios, estuviste. De toda piedra preciosa era tu vestidura: de cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y oro. ¡Los primores de tus tamboriles y flautas fueron preparados para ti en el día de tu creación! Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios. Allí estuviste, y en medio de las piedras de fuego te paseabas. Perfecto eras en todos tus caminos desde el día en que fuiste creado hasta que se halló en ti maldad. A causa de tu intenso trato comercial, te llenaste de iniquidad y pecaste, por lo cual yo te eché del monte de Dios y te arrojé de entre las piedras del fuego, querubín protector. Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra, y delante de los reyes te pondré por espectáculo. Con tus muchas maldades y con la iniquidad de tus tratos comerciales profanaste tu santuario; yo, pues, saqué fuego de en medio de ti, el cual te consumió, y te puse en ceniza sobre la tierra ante los ojos que te miran. Todos los que te conocieron de entre los pueblos se quedarán atónitos por causa tuya; serás objeto de espanto, y para siempre dejarás de ser.” (Ezequiel 28:11-19)

Todo este relato de la caída de lucifer (que quiere decir lleno de luz) pasó entre los dos primeros versículos del Génesis y, como el profeta lo describe, él fue lanzado por tierra creando así el caos total en el planeta, es decir, sin forma y vacío.

Preste atención: el segundo versículo en cuestión sólo hace mención a que la tierra es la que estaba en ese desorden y no el cielo, ya que de este último fue expulsado este querubín profano con todos sus seguidores, que se convirtieron en el diablo (aquel que separa) y sus demonios. De ahí la razón por la que los cielos continúan siendo como fueron creados y la tierra fue transformada.

Lo mismo que sucedió con la tierra pasó con el hombre. La Biblia así describe su creación:

“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y tenga potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y las bestias, sobre toda la tierra y sobre todo animal que se arrastre sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Génesis 1:26-27).

“Entonces el Señor Dios formó al hombre del polvo de la tierra, sopló en su nariz aliento de vida y fue el hombre un ser viviente” (Génesis 2:7).

Así como la Tierra fue creada perfecta, también el hombre lo fue, ya que Adán no tenía un ojo solo ni sufría con alguna enfermedad. Él fue creado a imagen y semejanza del Altísimo y perfecto en todos los aspectos. Así como satanás penetró en la tierra (en hebreo significa “enemigo”) y la convirtió sin forma y vacía, también penetró en la vida de Adán y Eva. Sutilmente los envolvió, de tal forma que dejaron de oír la Palabra de Dios para dar oídos a la de él. Con lo que empezó la gran tragedia de la humanidad, su caos y vacío; y así el hombre dejó de someterse a Dios para quedar subordinado a satanás.

Continuará…

Si le interesa lea también: El origen del caos (Parte I)

Libro: En Los Pasos de Jesús
Autor: Obispo Edir Macedo

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