El Séptimo Sello (Parte 4)

¿Qué es lo que hace ese «otro ángel»? «… con un incensario de oro, y le fue dado mucho incienso para ofrecerlo con las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro que se haya delante del trono». Eso no es más que la tarea del sacerdote. Y no está escrito con respecto del Señor Jesús que: «… se tornase semejante a los hermanos, para ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en las cosas referentes a Dios, y para hacer apropiación por los pecados del pueblo» (Hebreos 2:17).

Y que celestial, que realiza la tarea en el altar con un incensario de oro, con mucho incienso que le fue dado, para ofrecerlo juntamente con las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro que está delante del trono del Altísimo. Las oraciones de todos los santos se refieren a las oraciones de todos los santos de todas las épocas, con dos sentidos:

  1.  En el sentido de Dios: aroma suave bajo Su presencia cuando aquellos que aceptaron el sacrificio de Su Hijo, manifiesten su dependencia de Él, a través de sus oraciones y loores.
  2. El efecto sobre la tierra: juicios. Esos juicios tienen que acontecer por el simple hecho de que aquellos que no quisieran la salvación de gracia, no tiene disculpa. Si por acaso, ninguna persona aceptase el perdón gratuito de Dios, entonces podría ser que alguna cosa estuviese errada con todo el plano de salvación. Pero eso no sucede. Entonces el error es de aquellos que no quisieron o no quieren. De ahí, la razón de los juicios de Dios.

Pero, porque ese sacrificio de oraciones, esa solemnidad de las oraciones reunidas de los santos de todos los tiempos, ofrecidas con incienso, ¿es realizada justamente antes del momento en que serán tocadas las siete trompetas del juicio? ¿Porque ese acontecimiento glorioso está incluido en el séptimo sello después de los siete días y medio o casi media hora de silencio? Nosotros ya vimos que los veinticuatro ancianos, es decir, los representantes coronados de la Iglesia arrebatada, postran se delante del Cordero cotizas de oro llenas de incienso. Eso fue en el inicio de los siete sellos. cuando dice: «… y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos» (Apocalipsis 5:8).

Y entonces ellos cantan un nuevo cántico. Pero aún no se habla de respuestas a las oraciones. Los propios redimidos glorificados elevan sus oraciones delante del Señor Jesús, como un hecho de adoración, en la confianza de que esperan por una respuesta. Pero aquí, en el capítulo ocho, es el propio Señor Jesús en la figura de otro ángel, que las eleva. Él mismo, el gran Sumo Sacerdote, lleva las oraciones en el incensario de oro, penetra con el aroma suave de Su propio favor alcanzado, santifícalas con el fuego sagrado y las ofrece sobre el altar de oro delante del trono del Altísimo. Es como si Él dijese a Su Padre: Atente, el Padre las oraciones de todos aquellos que yo compré con mi sangre.

Continuará…

Si le interesa lea también: El Séptimo Sello (Parte 3)

Libro: Estudio del Apocalipsis Vol 1
Autor: Obispo Edir Macedo

 

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