Fe para pecar (parte 1)

Esta falsa interpretación que ha persuadido a muchos cristianos a vivir fuera de la disciplina del Reino de Dios y del estándar del servicio a Él, en nombre de una libertad mentirosa, fue un problema enfrentado por el apóstol Pablo en sus días.

Para libertad fue que Cristo nos hizo libres; por tanto, permaneced firmes, y no os sometáis otra vez al yugo de esclavitud.

Gálatas 5:1

En aquella altura, los convertidos de la región de Galacia estaban siendo convencidos a volver a los rituales judaicos, a las tradiciones humanas y a las prácticas que no tenían nada que ver con el Evangelio. Querían lo mejor de los dos mundos, o sea, vivir la nueva fe del Evangelio y, al mismo tiempo, andar en los rudimentos de la religiosidad en los que, durante tanto tiempo, fueron cautivos.

Hoy, este pasaje bíblico ha sido pretexto para que muchos hicieran lo que mejor les parece, inclusive, pecar a gusto. Por eso, hay cristianos que se sumergen en un libertinaje tan grande que ya no logran ver sus propios errores. Dicen que tienen “fe” para ponerse de novios con incrédulos, frecuentar discotecas, volver a los vicios, andar en la malicia y en la calumnia y rehusarse a la reprensión. Sin embargo, nada de eso tiene que ver con la libertad, sino con el libertinaje, que son dos cosas completamente diferentes.

La libertad a la que Cristo nos llamó tiene como norma el respeto a Su Palabra, el temor a Su Nombre y la sumisión a los principios que Él estableció. Cuando entendemos esto, somos capaces de renunciar incluso a aquello que no es pecaminoso solo para que no escandalicemos a nadie. Hay cosas que somos libres para practicar, pero que, en nombre del celo por nuestra Salvación y por la Salvación del otro, nos rehusamos a hacer. Porque no queremos que esa libertad se torne desenfrenada para la carne y un impedimento para el desarrollo de la fe, nos privamos incluso de lo que es lícito.

Como está escrito:

Todas las cosas me son lícitas, pero no todas son de provecho. Todas las cosas me son lícitas, pero yo no me dejaré dominar por ninguna.

1 Corintios 6:12

Sin embargo, solamente quien anda en Espíritu entiende este grado de sacrificio.

Por otro lado, el libertinaje, que Satanás les propone a los cristianos modernos para debilitar el Cuerpo de Cristo nos llamó tiene como norma el respeto a Su Palabra, el temor a Su Nombre y la sumisión a los principios que Él estableció. Cuando entendemos esto, somos capaces de renunciar incluso a aquello que no es pecaminoso solo para que no escandalicemos a nadie. Hay cosas que somos libres para practicar, pero que, en nombre del celo por nuestra Salvación y por la Salvación del otro, nos rehusamos a hacer. Porque no queremos que esa libertad se torne desenfrenada para la carne y un impedimento para el desarrollo de la fe, nos privamos incluso de lo que es lícito.

Como está escrito:

Todas las cosas me son lícitas, pero no todas son de provecho. Todas las cosas me son lícitas, pero yo no me dejaré dominar por ninguna.

1 Corintios 6:12

Sin embargo, solamente quien anda en Espíritu entiende este grado de sacrificio.

Continuara…

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