Fe para pecar (parte 2)

Por otro lado, el libertinaje, que Satanás les propone a los cristianos modernos para debilitar el Cuerpo de Cristo y transformar un favor Divino en piedra de tropiezo, tiene en su origen el principio de la rebeldía. Por eso, cada vez más oímos la famosa frase: “Cada uno hace lo que quiere y nadie tiene nada que ver con eso”.

Esas ideas están dejando a las personas con el corazón endurecido y con la mente cauterizada e insensible a la acción del Espíritu Santo. De esa forma, aquellos que hacen uso de la gracia de Dios para transgredir no viven en la libertad de Cristo, sino en el libertinaje del diablo. Después de todo, no tiene sentido que recibamos la preciosa Salvación para que vivamos en favor de la satisfacción de nuestros deseos, como sucedía antes de pertenecer al Reino de Dios.

Aquellos, entonces, que fueron liberados por la fe en Jesús deben vivir respetándolo, sirviéndolo y temiéndole aún más. Incluso porque, el abuso de la gracia de Dios y de la libertad espiritual es combatido duramente en las Escrituras:

Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solo que no uséis la libertad como pretexto para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros.

Gálatas 5:13

Por eso, cautela: fuimos libres de aquello que antes nos oprimía, del encarcelamiento maligno, de los rudimentos del mundo, de las reglas impuestas por la religiosidad, pero no del compromiso de obedecer a Dios en todo. Libertad sin sumisión al Señor solo es ser esclavo de Satanás. No es en vano que muchas personas, que antes fueron sacadas de las tinieblas a la luz, están hoy nuevamente en las garras del diablo porque contaminaron su fe. Quien fue libre y valora esa libertad no atiende a los llamados del orgullo, del adulterio, de la envidia, de la codicia y de las demás obras que encarcelan el alma, ¡al contrario! Pues sabe que el Señor Jesús nos concedió gracia y libertad para que, con alegría y temor, Le sirvamos a Él y a Su Iglesia en amor. De esta manera, quien quiera mantenerse libre no puede ignorar los peligros de las falsas doctrinas de la gracia libertina que, disimuladamente penetran en el seno del evangelio.

Es justamente para engañar a personas sinceras y fieles que el diablo ha usado a los “profetas viejos”, personas que un día tuvieron un compromiso con el verdadero Evangelio, pero que hoy ya dejaron de tenerlo. “Profeta viejo” no es una persona anciana que predica la Palabra de Dios, sino aquella que, aunque acumule títulos y cargos eclesiásticos, no tiene comunión con Dios, no Le da prioridad a Su Voz.

Como usted sabe, en el relato de 1 Reyes 13, el falso profeta de Betel usó mentiras para engañar a un hombre de Dios de Judá, que era fiel, llevándolo a desobedecer la orden que había recibido del Señor. La sagacidad y el poder de convencimiento del profeta viejo fueron tan grandes que el hombre de Dios cayó en la mentira. A causa de eso, perdió su vida trágicamente al ser muerto por un león. Además de eso, no le fue permitido ser sepultado con su familia, sino que su cuerpo fue colocado en el sepulcro del profeta viejo, en señal de deshonra.

Vea que el diablo no usó a un incrédulo para derrumbar al hombre de Dios, sino a un profeta igual a él:

Y el otro le respondió: Yo también soy profeta como tú, y un ángel me habló por Palabra del Señor, diciendo: «Tráelo contigo a tu casa, para que coma pan y beba agua». Pero le estaba mintiendo.

1 Reyes 13:18

Entonces, el principal instrumento de Satanás será siempre la mentira, pero, para cada tipo de persona, él usa un instrumento (una persona) diferente y también un argumento diferente. Esas mentiras son contadas con tamaña convicción que los desprevenidos caen en ella. Algunos son engañados porque no vigilan; otros, porque son llevados por la curiosidad de ver si, de hecho, aquello es lo que parece.

Por eso, cuidado, porque en cualquier momento usted puede depararse con un “profeta viejo” que juzga saber todo y que aparenta santidad, temor y fidelidad; sin embargo, todo eso no pasa de un disfraz para su rebeldía.

Si la Salvación no exigiera un verdadero combate de la fe y una vigilancia constante contra el diablo, el mundo y las inclinaciones de la carne, ¿por qué el Señor Jesús hablaría tantas veces sobre “vencer” y “vencedor” en el libro de Apocalipsis?

Si existen vencedores, también existen los vencidos (como el hombre de Dios de 1 Reyes 13:18), que son seducidos por las mentiras y por el pecado y, por eso, sucumben derrotados por el mal. Por lo tanto, si la Salvación es por la fe, entiendo que es por la guerra, porque, mientras estemos aquí abajo estaremos luchando contra el mal para mantener nuestra Salvación.

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