Muchos sueñan y trabajan arduamente para tener muchos bienes aquí en la Tierra y, al conquistarlos, estos se tornan su mayor tesoro.

Ganar el mundo entero y perder el alma (Parte 2)

Muchos sueñan y trabajan arduamente para tener muchos bienes aquí en la Tierra y, al conquistarlos, estos se tornan su mayor tesoro. Es común oír a las personas que digan que su casa o sus inversiones son su mayor patrimonio. Otros afirman que su familia o sus hijos son su mayor riqueza.

Solo que, en este proceso de “ganar el mundo”, o sea, de que sus sueños sean realizados, muchos pierden su propia alma. (Sí, el alma se pierde en vida para que, después, en la eternidad, esa pérdida sea de manera definitiva.)

Es necesario reflexionar en el precio de cada conquista, pues existen los que están realizando todos sus anhelos (como comprar, viajar, tener muchas relaciones y divertirse), pero están perdiendo sus valores, su esencia, su fe, su temor a Dios.

Cuando el Señor Jesús dijo que no hay nada que se pueda ofrecer a cambio del alma, Él quiso mostrar cuán valiosa es. No hay nada que compense perderla para siempre. Entonces, aunque el diablo ofrezca algo a cambio de nuestra alma todos los días (y él lo ofrece), tengamos la consciencia de que nada en este mundo tiene valor sin el Señor Jesús. No sirve que usted tenga fama, una excelente reputación, prestigio, salud, familia o dinero si no tiene la salvación de su alma.

Hemos vivido en el fin de los tiempos y el amor a Dios y por el prójimo se ha enfriado incluso en los cristianos. El diablo ha logrado llamar la atención de las personas hacia aquello que satisface las voluntades de la carne y hacia todo lo que se deteriora y, por eso, ignoran lo que es eterno. Él busca estimular los apetitos sexuales, las vanidades, los deseos materialistas y la preocupación por el futuro para distraer a las personas y hacer que se olviden del alma.

Continuará…

Libro: Secretos y Misteriosos del Alma

Autor: Obispo Edir Macedo

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