La limpieza del corazón

Esa limpieza es una especie de baño espiritual hecho con la sangre del Señor Jesús.

Muchas personas buscan a Dios con la expectativa de que Él les resuelva todos sus problemas de una sola vez. En el fondo, lo que ellas quieren es un toque de magia o algo instantáneo que solucione todas sus dificultades. Sin embargo, ¡eso nunca, jamás, en ningún momento sucederá!

Dios no trabaja con la magia porque Él no es mago. Dios actúa en cooperación con el ser humano; por eso, Él nos concedió la fe.

No debemos cometer el error de pensar que nuestras oraciones serán atendidas sin que, primero, tengamos disposición para sacar toda la suciedad de adentro de nuestro propio corazón. El milagro comienza en esa obediencia.

Sabemos que el corazón (alma) es el centro de la vida y la sede de nuestras emociones y sentimientos. Funciona como un depósito donde el ser humano guarda todo: amor, odio, paz, deseo de venganza, etc. Vea:

Pero lo que sale de la boca proviene del corazón [centro de la vida], y eso es lo que contamina al hombre. Porque del corazón [centro de la vida] provienen malos pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios y calumnias (Mateo 15:18-19).

Imagínese ahora un depósito de basura con alimentos podridos. Los habitantes de ese depósito son toda clase de insectos, ratas, moscas y cucarachas. Mientras haya restos de comida en ese lugar, también estarán esos habitantes no deseados. La desinsectación del lugar puede incluso exterminarlos durante algún tiempo; sin embargo, más tarde, una nueva plaga ocupará el lugar de la plaga anterior.

Así ha sido el corazón de muchas personas.

A causa del vacío del alma, cada vez más basura y caprichos egoístas van acumulándose dentro de ellas. Y, cuanto más intentan resolver sus problemas del alma sin el Espíritu de Dios, más insatisfechas y frustradas quedan.

El alma (corazón) es insaciable y está irremediablemente perdida en sus búsquedas por satisfacción y placer.

La única solución es librarse de todo tipo de suciedad que atraiga al mal. Así como un sótano queda libre de insectos cuando la basura es eliminada y ya no tienen dónde esconderse o cómo alimentarse, el corazón humano queda libre del mal cuando toda inmundicia es eliminada.

Y esta limpieza tiene que ser de verdad. Por lo tanto, ni siquiera el hedor del mundo puede permanecer. Es necesario que el corazón esté perfectamente limpio, lavado, purificado y lleno de la Palabra de Dios. De lo contrario, continuará invitando a los “insectos” de este mundo podrido.

Tener la casa (alma o corazón) limpia es darle condiciones al Espíritu Santo de entrar y traer la paz, la alegría, la paciencia, la fidelidad, el dominio propio y todas las más preciosas dádivas de Dios.

Bienaventurados los de limpio corazón [vida], pues ellos verán a Dios (Mateo 5:8).

Esa limpieza es una especie de baño espiritual hecho con la sangre del Señor Jesús. Solamente Él es capaz de lavar nuestro corazón y dejarlo completamente puro.

Una vez que el corazón esté limpio, la conciencia también lo estará. Esa persona tendrá el beneficio de colocar su cabeza en la almohada y dormir en paz, pues no habrá ningún tipo de acusación o peso para inquietarla.

En fin, un alma (corazón) purificada tiene a la Palabra de Dios y a Su Espíritu como su tesoro. Y de ese buen tesoro saldrán el bien y la vida:

El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón [de su vida] saca lo que es bueno; y el hombre malo, del mal tesoro saca lo que es malo; porque de la abundancia del corazón habla su boca (Lucas 6:45).

Ante eso, ¿cómo está su corazón?

Continuará…

Si le interesa lea también: ¿Por qué recibimos un corazón?

Libro: Secretos y Misterios del Alma
Autor: Obispo Edir Macedo

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