La obediencia: ¡Fe en acción! (Parte 2)

Ha sucedido con mucha frecuencia que las personas, después de haber recibido la oración de fe y en consecuencia haber sido curadas, se preguntan la razón de no sentir ni un escalofrío o alguna emoción o incluso no haber tenido la visión de una luz o una cosa semejante y, así comienzan a dudar del efecto de aquella oración, y de esta forma sufren nuevamente con la enfermedad o dolencia. ¿No fue exactamente esto lo que sucedió con Pedro cuando estaba andando sobre las aguas? La gran verdad es que no importa lo que sentimos o dejamos de sentir; cuando nosotros tenemos fe, simplemente obedecemos, incluso cuando todo escapa a nuestra comprensión. La fe es la certeza de cosas que se esperan, y cuando se tiene la certeza de que va a suceder lo que esperamos, entonces reaccionamos en dirección a la meta. La fe está ligada a la obediencia y está a la acción; luego, ¡fe es acción!

Naturalmente no todos creen así; sin embargo, es así que yo, personalmente, veo nuestra relación con Dios y tengo razones sobradas para testificar de esta forma incisiva con respecto a la fe, pues mi vida ha sido producto de ella.

El Espíritu Santo habla muy claramente con respecto a la fe en acción, cuando usa a Santiago 2:14-26, que dice: “Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Pero alguno dirá: tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios. Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe. Asimismo, también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino? Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta”.

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