La Visión Del Trono De Dios (Parte 6)

El capítulo cuatro del Apocalipsis muestra que hay una jerarquía entre los seres celestiales, con todo, él no especifica a quien, entre los ángeles o seres celestiales, pertenece la mayor autoridad. La única referencia de autoridad mayor entre ellos es con respecto al arcángel Miguel, cuando la Biblia dice que él es uno de los primeros príncipes, lo que quiere decir que existen más. Los veinticuatro ancianos están también asentados en veinticuatro tronos y en sus cabezas hay coronas de oro; esto quiere decir que ellos también tienen autoridad. Además de ellos nosotros tenemos también los cuatro seres vivientes, los siete Espíritus, los ángeles, arcángeles, los querubines, los serafines, todos estos hacen parte de las miríadas celestiales, cuya autoridad y poder están al servicio del Altísimo.

Los últimos versículos de ese mismo capítulo hablan que los veinticuatro ancianos se postran delante de Aquel que está sentado en el trono, Lo adorarán y depositarán sus coronas delante de Él solamente después de cuando los cuatro seres vivientes Le dieren gloria, honra y acciones de gracias. Esto nos hace creer que los veinticuatro ancianos están subordinados a los cuatro seres vivientes.

Es muy importante que no se procure imaginar de forma literal la descripción de los cuatro seres vivientes tal como, semejante a un león, semejante a un cordero, el tercero con el rostro semejante a un hombre y el cuarto semejante a un águila volando, además de tener seis alas y estar llenos de ojos. Nunca podemos olvidarnos que el apóstol estaba describiendo figuras totalmente extrañas a su mundo y en los detalles de su descripción hay apenas simbolismos de seres absolutamente diferentes de la concepción humana.

Existen estudiosos que han considerado a esos cuatro seres como los querubines descritos en el libro del profeta Ezequiel (Ezequiel 1:1-14, 10:14), una vez que hay características semejantes en la descripción de ellos, donde, inclusive este profeta afirma: «… y conocí que eran querubines» (Ezequiel 10:20). De hecho, analizando ambas descripciones podemos hasta llegar a esta conclusión, entre tanto, nosotros no podemos jamás garantizar tal hecho, pues cuando se trata de figuras celestiales nosotros nunca podemos afianzar nada, a no ser que ellos son reales, conforme afirman las Sagradas Escrituras.

Continuará…

Si le interesa lea también: La Visión Del Trono De Dios (Parte 5)

Libro: Estudio del Apocalipsis Vol 1
Autor: Obispo Edir Macedo

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