Quien cree en esas y en tantas otras mentiras que existen por ahí pierde su alma y tendrá la dura decepción de encontrarse con la realidad del infierno cuando no haya más oportunidades de arrepentirse.

Las mentiras sobre el infierno (Parte II)

Quien cree en esas y en tantas otras mentiras que existen por ahí pierde su alma y tendrá la dura decepción de encontrarse con la realidad del infierno cuando no haya más oportunidades de arrepentirse. Sin embargo, vale resaltar que la prisión perpetua del alma no es el infierno, sino el lago que arde con fuego y azufre.

La mayor tragedia de la iglesia hoy es que los predicadores dejaron de predicar contra el pecado y de hablar sobre el infierno por miedo a desagradar a su público. En realidad, no valoran las almas que están bajo su responsabilidad, pues les ocultan el derecho a la verdad, que despierta a las personas y las salva del tormento eterno. Lamentablemente, estamos viviendo tiempos de iglesias llenas de personas no salvas.

Cuando llego ante un auditorio, esté con muchas o pocas personas, parto desde el principio de que aquella puede ser su última oportunidad. Entonces, así como no soy negligente con mi salvación, no quiero que se me reclame por haberle omitido la Palabra de la vida eterna a alguien.

El infierno tiene sus puertas abiertas y nunca se cansa de tragar almas. Miles de millones de personas pasarán la eternidad en llamas, sin la menor oportunidad de revertir esa situación. Por lo tanto, mientras haya aliento en mí, quiero anunciar el Evangelio que muestra las buenas nuevas de salvación, pero que también le revela “malas noticias” a quien rechaza la oferta del Hijo de Dios.

No piense que, por el hecho de estar en una iglesia o de ocupar una posición en la Obra de Dios, eso le dará alguna regalía en el futuro. No importa quién es usted, si desobedece la Palabra, a los ojos del Altísimo, usted está en pésimas condiciones:

No todo el que Me dice: «Señor, Señor», entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad de Mi Padre que está en los Cielos. Muchos Me dirán en aquel día: «Señor, Señor, ¿no profetizamos en Tu nombre, y en Tu nombre echamos fuera demonios, y en Tu nombre hicimos muchos milagros?». Y entonces les declararé: «Jamás os conocí; apartaos de Mí, los que practicáis la iniquidad» (Mateo 7:21-23).

Tal vez usted esté sintiendo un gran temor ahora, pero las distracciones de este mundo y el mal pueden hacerlo olvidarse de esa realidad. Entonces, busque un lugar reservado, cierre sus ojos y haga una alianza con Dios en este momento.

No deje que sus pecados sean como un muro que lo separa de Dios. Arrepiéntase de estos, pídale perdón al Señor y entréguele su vida por completo. Es justo que Dios quiera todo de nosotros; a fin de cuentas, Él también dio todo de Sí, ¿no es cierto?

En las cosas banales de este mundo, usted puede tener múltiples elecciones; pero, con respecto a la eternidad, son solo dos: el Cielo o el infierno; la salvación o la condenación del alma.

No huya del Salvador, que es tan bondadoso, para unirse a billones y billones de demonios en el lago de fuego y azufre. Recuerde: una vez condenado, condenado para siempre.

Continuará…

Si le interesa lea también: Las mentiras sobre el infierno (Parte I)

Libro: Secretos y Misterios del Alma
Autor: Obispo Edir Macedo

Share This Post

More To Explore