Mirian Jiménez atravesaba una serie de problemas en su hogar, por una parte, las adversidades económicas no le permitían tan siquiera poner el alimento en la mesa para sus hijos, quienes en varias oportunidades no tenían nada que comer. Aunado a esto tenía que lidiar con la actitud irresponsable de su marido quien la dejaba sola con la excusa de salir a buscar empleo, pero regresaba siempre en estado de embriaguez.
Mientras se veía acorralada por tanta miseria en su vida un trágico evento empeoraría más la situación puesto que tuvo que sufrir la dura perdida de su hijo quien aun era tan solo un niño, tras este suceso quedó embargada por una tristeza que le hacía incluso pensar en acabar con su vida. Cada vez que llegaba a su cabeza la memoria de su hijo le dolía saber que él se había marchado para siempre.
Una vez pudo conocer a la Iglesia Universal Mirian se sintió emocionada con la certeza de que ahí podría empezar aquel cambio interior en su vida. Gracias a su fe pudo recibir al Espíritu Santo quien la ayudó a abrir nuevas y mejores puertas y salir con vigor a vencer aquellos obstáculos para alcanzar todas las promesas de Dios.
