Me daba pánico llegar a hacerle daño a mis hijos

“Tenía una vida vacía y llena de tristeza. Comienzo a sentirme mal con mucho cansancio, la fatiga no me dejaba dormir, la falta de descanso me causaba paranoia, me daba pánico llegar a hacerle daño a mis hijos por lo que temía estar a solas con ellos. Sentía que los podía matar, pero yo misma pensaba que antes de hacerles algo a ellos primero que me lo haría a mí.

Salía caminando de mi casa como si estuviera perdiendo la cordura, vivía despeinada con y con la ropa sucia, familiares salían para alcanzarme con el miedo de que me pasara algo, la perdida de mi hijo me había arrastrado a los vicios y la locura.

Ya no quería hablar con nadie ni que nadie me hablara, mis hijos me buscaban para que estuviera con ellos y ayudarlos en las tareas, pero yo nunca quería. Cuando recibo el Espíritu Santo mi vida cambia, obteniendo ese gozo, felicidad y todo aquel vacío que yo tenía había desaparecido.

No tengo palabras para explicar todo aquello, cambié la manera de ver las cosas, aun cuando hay luchas, mis fuerzas son otras porque sé que Él está conmigo. Aprendí a tenerles paciencia a mis hijos, a mi esposo, a convivir más con ellos. Mi pareja y yo ya no sufrimos de vicios.

Cuando yo creía que todo había terminado, Dios puso su mirada en mí y tuvo misericordia.”

Testimonio Pilar Paleo.

 

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