Nuestra Guerra Llegará al fin (Parte 2)

Hoy, nuestra confianza en Dios sosiega nuestra alma, pero, al entrar en la eternidad, disfrutaremos del descanso en su totalidad.

Sin embargo, un día nuestras fatigas cesarán. Tendremos descanso de nuestras batallas, pues “Queda, por tanto, un reposo sagrado para el pueblo de Dios” (Hebreos 4:9). Hoy, nuestra confianza en Dios sosiega nuestra alma, pero, al entrar en la eternidad, disfrutaremos del descanso en su totalidad.

Ni siquiera por lejos el mejor paraíso terrenal —el Edén— se compara al hogar celestial, pues nuestra casa en la eternidad no solo fue creada por Dios, sino que también fue comprada con la sangre preciosa de Su Hijo.

Por lo tanto, lo que Dios reserva para los salvos en el porvenir es una herencia repleta de privilegios infinitos.

El Cielo no es algo ficticio, intangible e indefinido. Es perfectamente real.

Serviremos a Dios en un santo lugar, en estado de perfección y, por lo tanto, sin desánimo, interrupción o cansancio.

Por eso están delante del trono de Dios, y Le sirven día y noche en Su templo… (Apocalipsis 7:15)

… y Sus siervos Le servirán. (Apocalipsis 22:3)

En un momento o en otro, todas las coronas de los reinos terrenales cambian de cabeza, pues ningún hombre tiene autoridad y poder para siempre. Toda gloria en este mundo se deshace como neblina; sin embargo, a los salvos les será dada la incorruptible corona de la vida.

Las Escrituras presentan el premio, pero ¿quién luchará por él?
Solamente los que priorizan su propia alma se convertirán en vencedores y podrán tomar posesión de la salvación.

Ante tan grandes recompensas, ¿por qué las personas cuidan tanto el cuerpo y desprecian el alma?

¿Por qué las personas cuidan tanto la vida terrenal e ignoran la vida eterna?

¿Cómo puede una persona cambiar la vida con Dios por algún placer en este mundo vil?

Del Señor emana la plenitud de gloria, belleza, justicia, alegría, bondad, amor y mansedumbre.

Entréguese a Él aquí. Si usted pertenece al Altísimo en este mundo, tomará posesión del Cielo en la eternidad.

No permita que su corazón engañoso lo distraiga del objetivo. No crea en la mentira de que usted aún tiene tiempo para pensar en el futuro de su alma. La salvación no puede esperar.

Continuará…

Libro: Secretos y Misteriosos del Alma

Autor: Obispo Edir Macedo

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