La Palabra de Dios, dice: ¡Insensatos y ciegos!, porque ¿qué es más importante: el oro, ¿o el templo que santificó el oro? (Mateo 23:17).
El Señor Jesús al hablar estas palabras y preguntar qué era más importante si el oro o el templo que santificó el oro. Él hace referencia a que debemos de analizar qué es a lo que le estamos dando valor. Cuando se ofrenda a Dios algo material, es sólo una devolución de lo que Él nos ha dado, porque en realidad todo lo que tenemos pertenece a Él. Más importante que el oro, es el templo, el cual significa nuestra relación o la comunión que tenemos con el Señor Jesús, la cual debe de ser el valor primordial.
Lo contrario acontece, cuando alguien no es de Dios, o se encuentra caído espiritualmente, no le da valor al Señor Jesús y Él pasa a estar en segundo plano.
Cuando se es carente o vacío de la Presencia de Dios es natural que se intente llenar ese vacío con los placeres de este mundo, que se busque una realización en algún aspecto de la vida y se dependa de eso. Cuando en la realidad el único que puede llenar un vacío, dar una alegría verdadera, realizarnos y protegernos es sólo Dios.
Cuando se pone el corazón en alguien (esposa(o) hijo (a), bienes materiales…), esto es, se valora más, se coloca por encima de Dios, la salvación es puesta en riesgo. Todo en esta vida pasa y aún más en el tiempo actual, todo está pasando muy rápido y esto es sólo muestra que son las señales del fin, no podemos ignorarlas, son muy latentes, ni tampoco vacilar con nuestra salvación y pensar que tendremos tiempo para pedir perdón si pecamos.
Cuántas son las personas que caen en pecado, pensando que se podrán levantar fácilmente y pedir perdón a Dios, pero no les resulta fácil, ya que el arrepentimiento es un don de Dios y sólo Él puede convencer del pecado para llevar al arrepentimiento y recibir Su perdón.
No tomemos el mismo comportamiento que Esaú, el hermano de Jacob que la biblia relata en Hebreos 12:16. Él perdió su primogenitura, pensando que en cualquier momento la podría recuperar, pero no fue así y por el contrario se tornó maldito. La Palabra de Dios incluso habla que ni con lagrimas logró recuperarla, ya que él pecó conscientemente, pensando que después lograría de nuevo su primogenitura. No podemos burlarnos de Dios, es la salvación de nuestra alma.
El valor que se le debe dar a Dios es el de tenerlo como prioridad en la vida. Yo amo a mi esposa, ella es un regalo que Dios me ha dado, tanto ella como yo tenemos nuestros defectos, pero estamos unidos en una sola fe y en uno sólo espíritu de agradar a Dios, pero aun amándola, mi corazón principalmente está en el Señor Jesús.
Un ejemplo claro de cómo es necesario sólo tener el corazón puesto en el Señor Jesús, es lo que vemos que está aconteciendo en el país de Ucrania. Miles de personas tuvieron que dejar todos sus bienes, otros sus bienes ya han sido destruidos, los cuales construyeron con tanto sacrificio, salieron sin nada e incluso algunos hasta sin sus documentos. Estas personas salieron de su país de origen para vivir en otro país extranjero, donde tendrán que comenzar todo de nuevo.
El darle el valor a Dios como su prioridad, no significa que usted no pasará tal vez por decepciones, personas le querrán hacer daño, cometerán injusticias en contra de usted, etc. Pero, si su corazón está en el Señor Jesús, usted perdonará y seguirá adelante, ya que dentro de usted habrá una seguridad de que usted va a vencer a través de la fe, porque su corazón no está en nada ni en nadie, solo en el Señor Jesús y Él le dará la victoria.
Dios les bendiga.
