Temía por su madre quien tenía que confrontar su padre alcohólico
Desde que era una niña Beatriz sufría mucho y vivía abordada por la angustia, su padre era un hombre con serios problemas con el alcoholismo por lo que cada vez que llegaba a su casa ella temía por su madre quien era quien tenía que confrontarlo. Muchas veces su enajenación lo llevaba a la violencia física y sin pensarlo dos veces golpeaba a su madre quien era prisionera del dolor no solo físico sino espiritual.
Mientras que su padre cada día se embriagaba viéndose su madre obligada a lidiar con él, por su parte sus hermanos estaban atrapados por el flagelo de las drogas.
Toda esta situación le robaba el sueño a Beatriz a quien el cansancio no le dejaba reflexionar sobre el rumbo que estaba llevando su vida. Sus traumas la habían llevado a sufrir de anorexia y estar bajo tratamiento, pero su depresión la hacía pensar en el suicidio por lo que terminó ingiriendo todo su tratamiento tratando de acabar con su vida.
Junto a su mamá se encontraba un día viendo la televisión cuando se toparon con el programa de la Iglesia Universal y tras asistir y poner un pie en ella pudo sentir un alivio en su interior. Aprendió a ver la vida con positividad agradecida de que la fe haya logrado restaurar a su familia y sacar a su padre y hermanos del mundo de los vicios que tan alejado está del sendero de Dios.
