Tornarse en un hijo de Dios.

Varias personas se han preguntado del porqué, al orarle a Dios, no han sido escuchadas. El motivo de esto es porque oran basada a sus problemas. El afán a los problemas, preocupaciones, ansiedades y necesidades no les permite a realizar una oración que llame la atención de Dios. Bíblicamente hablando, la oración que funciona es la oración realizada por la fe.

“Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá “ (Lucas 11:9-10). El propio Señor Jesús, a través de estos dos versículos, hizo esta afirmación. Aunque está afirmación fue hecha en relación de las oraciones realizadas, ¿por qué la vida de muchos continúa bajo el dominio, control y el castigo de los problemas? Incluso, ¿por qué no se cumple esta promesa? El motivo es porque la oración tiene que estar acompañada con la perseverancia.

El Señor Jesús continua diciendo, “O suponed que a uno de vosotros que es padre, su hijo le pide pan; ¿acaso le dará una piedra? O si le pide un pescado; ¿acaso le dará una serpiente en lugar del pescado? O si le pide un huevo; ¿acaso le dará un escorpión?” (Lucas 11:11-12). Por le general, un padre/madre de familia, aun siendo un ser pecador, nunca daría algo a su hijo/a que llegue a lastimarle.

“Pues si vosotros siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?” (Lucas 11:13). Primeramente, Jesús hace mención de la necesidad material al hablar sobre el huevo, el pescado y el pan. Sin embargo, después habla sobre el Espíritu Santo. ¿Cuál fue el motivo de esto? Todo ser humano necesita el Espíritu Santo en su vida. Pero, para que Él entre en la vida de la persona, tiene que entrar en una relación con Dios. Para llegar a formar esta relación, es necesario que la persona reconozca que necesita tener una experiencia con Dios y necesitan ser transformada interiormente.

El problema principal del ser humano no está en su contorno, ambiente o exterior, sino en el interior. Mientras no haya un cambio interior, continuará viviendo una vida de fracaso. Fracasará como padre, madre, esposo, esposa, hijo, hija y/o su relación sentimental. Este es el motivo del porque se ve que varias personas se casan varias veces, pero terminan fracasando una y otra vez. Incluso, en el aspecto financiero, muchas personas vienen a este país en búsqueda del “sueño americano”, pero terminan viviendo una pesadilla en este país.

Hay aquellos que han logrado conquistar dinero, sin embargo su familia está destruida. Para llegar a crecer económicamente, han sacrificado su relación familiar y, consecuentemente, terminan fracasando familiarmente. Incluso, llegan a fracasar espiritualmente ya que están tan exhaustas para buscar de Dios y escuchar la Palabra de Dios. La Palabra es la que sustenta a la persona y su relación con Él, consecuentemente la debilidad espiritual de muchas personas en la actualidad.

Sin embargo, aquellos que tienen una relación con Dios de Padre e hijo, prioriza Su voluntad siempre. Cuando oran, siempre buscan que sea hecha Su voluntad y, a través de esta voluntad, alcanzar la luz y el amor de Dios. Incluso, es de la voluntad de Dios que la familia esté unida y bendecida.

Es importante entender que hay muchas otras promesas que tienen que ser conquistadas. Estas conquistas serán posibles a través de una comunión de Padre e hijo con Dios. Esta relación generará fe y confianza dentro de la persona.

Aunque muchos digan creer en Dios y tener fe en Él, su creencia y fe está basada en el poder de Dios. Sin embargo, no existe la confianza en el carácter de Él. Pero, cuando Dios es el Padre de la persona, ella tiene esta confianza. Esta confianza, incluso, lleva a la persona a enfrentar la muerte sin miedo o temor. El motivo de esto es porque existe la certeza que su alma está salva.

Esta certeza de la salvación es generada cuando la persona tiene esta experiencia con Dios y se entrega totalmente al Señor Jesús. Consecuentemente, Él transforma la vida de la persona y ella considera al Padre no por lo que tiene, sino por quien es. Dios es el Padre de la persona y ella da testimonio del Padre.

Incluso, a causa de esta experiencia, Él da el Espíritu Santo. Lo principal de la vida es el Espíritu Santo. Llega la concientización que sin Él, aunque conquiste otras cosas, será pobre, miserable, desnudo e infeliz. La persona continuará fracasando porque sin el Espíritu Santo no existe valor o razón de ser.

Cuando el Espíritu Santo habita dentro de la persona, ella logra a perdonar. Puede llegar a perdonar, incluso, a aquella persona que le haya lastimado cruelmente porque el Espíritu Santo de la capacidad para liberar perdón, no sola una o dos veces, sino siempre.

Ahora, ¿será que usted ha tenido esta experiencia con Dios? ¿Será que usted se ha tornado en un hijo/a de Dios? ¿Usted tiene la absoluta confianza en el carácter de Dios para perseverar? Si aun no lo ha tenido, busque en tenerlo y tonarse en un hijo de Dios para que las promesas se cumplan en su vida.

Dios le bendiga.

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