¿A quién le interesa la destrucción de la familia? (parte 1)

Los valores que fundamentan nuestra sociedad fueron afirmados sobre los principios revelados en el Antiguo y en el Nuevo Testamento de las Sagradas Escrituras. Ningún pueblo puede ser exitoso si no considera esos valores, principalmente, en lo que se refiere a la familia.

Vea que, para formar a la nación de Israel, el Todopoderoso tomó a Abraham y a Sara, y dijo que el Pacto de la Salvación, firmado con ellos, les proporcionaría bendición a todas las familias de la Tierra:

(…) Y en ti serán benditas todas las familias de la Tierra.

Génesis 12:3

Eso quiere decir que el Señor estableció a la familia como fuente de bendición y como una institución que preserva la fe, la seguridad y el desarrollo de todo aquello que el ser humano necesita para crecer de forma correcta y saludable.

Vemos la importancia de la familia al observar que fue creada en la formación de Adán y Eva, pues el SEÑOR quiere ser Dios no solo de una persona, sino de su familia también, como Él mismo dijo en Jeremías:

En aquel tiempo — declara el SEÑOR — Yo seré el Dios de todas las familias de Israel, y ellos serán Mi pueblo.

Jeremías 31:1

Por eso, al atacar a la familia y desestructurar los hogares, el diablo logra abrir heridas en el alma del hombre que, difícilmente, serán reparadas. No son raros los casos de personas que vivieron en hogares destruidos y que, debido a eso, se degradaron moral y físicamente al involucrarse en la marginalidad o en los vicios.

Satanás sabe que el ser humano necesita una familia, pues es poco probable que logre desarrollarse de forma saludable solo. Sin alguien que lo ayude, difícilmente aprenderá, por ejemplo, los valores espirituales y morales que normalmente recibimos en la infancia. Además, tendrá más dificultad de encontrar su propósito de vida y de ver todo su potencial.

Pero no es solo la familia la que ha sufrido pesados y constantes ataques del mal. La acción del diablo se ha extendido también a las demás áreas de la vida humana con el fin de que sus “argumentos”, contrarios a la Palabra de Dios, se establezcan en la mente de las personas. Satanás viene creando, a lo largo de los años, “antídotos” para neutralizar la fe en las Escrituras y alejar, cada vez más, al hombre del Altísimo.

Vamos a mencionar algunos de ellos:

1. “No fue Dios quien creó todo lo que existe”. Esto es lo que el diablo dice, pero ¿qué es lo que la Biblia registra sobre esto? Las Sagradas Escrituras revelan que Dios es el Autor de la Creación. Es por eso que nuestra fe se apoya en el creacionismo: “En el principio CREÓ Dios los Cielos y la Tierra” (Génesis 1:1).

En este pequeño fragmento, la Biblia ya muestra la poderosa existencia del Altísimo; consecuentemente, refuta al ateísmo. Al mismo tiempo, declara que el Todopoderoso es el Único Dios, lo que excluye la posibilidad de que existan otros.

Solo la mente brillante del Señor puede explicar que todo lo que existe se originó a partir de nada. No obstante, el “antídoto” creado para oponerse a esta Verdad es el evolucionismo. Desde entonces, la idea de que el universo fue formado con el Big Bang y que todo lo que es necesario para la sobrevivencia en la Tierra, como el agua, el aire, la naturaleza, etc., surgió de este acontecimiento, le agradó al público. Pero ¿cómo cambiar la afirmación dada por el propio Creador por meras teorías que no se sustentan? Eso solo ha sido posible porque el mal ha trabajado fuertemente en la mente de niños, adolescentes y jóvenes, en las escuelas y en las universidades, trayendo, así, un gran conflicto, duda y alejamiento del verdadero Creador.

2. “El ser humano evolucionó a partir del mono”. Esta es otra falacia diabólica. La cultura moderna predica, por medio de sus agentes, que el mono y el hombre surgieron de un ancestral en común, pues forman parte de una evolución de especie. Las afirmaciones como estas están basadas solo en teorías y no poseen evidencias de que esto, de hecho, haya sucedido. Podríamos usar los más inteligentes argumentos de estudiosos, investigadores y científicos que rechazan estas ideas, pero, como no es este nuestro objetivo, dejaremos solo dos simples preguntas para su reflexión:

Si la vida humana, fascinante y compleja como lo es, surgió de un proceso evolutivo ocurrido durante millones de años, ¿por qué no hay una señal siquiera de que nuestro cuerpo continúa evolucionando a vaya a saber qué más?

¿Cuál es el animal, además del hombre, que posee el sentido de justicia y juicio? Digo esto porque tales características no vinieron por casualidad, y tampoco están presentes solamente en el ser humano por accidente.

En el Texto Sagrado tenemos la descripción exacta de la creación del hombre y de la mujer y la división de sus respectivos papeles dentro de la familia:

Y dijo Dios: Hagamos al hombre a Nuestra imagen, conforme a Nuestra semejanza; y ejerza dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados, sobre toda la tierra, y sobre todo reptil que se arrastra sobre la tierra. Creó, pues, Dios al hombre a imagen Suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.

Génesis 1:26-27

Una vez más, por lo tanto, solamente la mente inteligente del Altísimo podría crear a un ser dotado de una inteligencia tan grande también. No tiene sentido que la vida haya surgido de algo sin que haya habido la intervención de alguien superior para eso. Si incluso los objetos que usamos en el día a día fueron frutos de la creación de un inventor que se puso a trabajar, ¿por qué creer que el universo y la vida son frutos de la casualidad? ¡Basta con mirar ahora a la composición extraordinaria que su cuerpo posee para concluir que solo puede ser proveniente de un extraordinario Creador!

3. “El ser humano debe conquistar su libertad sexual”. La más nueva mentira del diablo involucra a la sexualidad humana. La relativización del sexo, o del amor, ha cambiado el concepto del matrimonio, y ahora la práctica sexual no se ha restringido solamente al hombre y a la mujer, sino que cada cual ha buscado el placer en la forma como mejor le parece. La Biblia, sin embargo, revela que la institución del matrimonio es una alianza sagrada entre el hombre y la mujer:

Pero desde el principio de la creación, Dios los hizo varón y hembra. Por esta razón el hombre dejará a su padre y a su madre, y los dos serán una sola carne; por consiguiente, ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, ningún hombre lo separe.

Marcos 10:6-9

No obstante, ¡han sido cada vez más recurrentes las noticias de personas que “se casan” con muñecas, robots e incluso árboles! Este fue el caso de un hombre que se enamoró de un árbol y que quiso unirse legalmente a él. “Matrimonios” inexplicables como esos y otros absurdos contrarían a la inteligencia humana, y lo peor es que nadie puede, ni siquiera, intentar ayudar a las personas involucradas en esas situaciones porque serán tachadas como prejuiciosas por no respetar las elecciones ajenas.

Continuara…

Mensaje sustraído de: Cómo Vencer Sus Guerras por la Fe (autor: Obispo Edir Macedo)

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