El matrimonio de Eduardo Galán se encontraba bastante deteriorado, al llegar a casa muchas veces conseguía su hogar vacío, sin la presencia de su esposa, esto no solo lo enojaba, sino que también lo hacía sentir solo. Él y su pareja llevaban ya tres años de casados, pero seguía sintiendo que la relación no estaba funcionando.
Quien fuera su esposa en ese momento se ausentaba del hogar y pasaba largas horas en la calle, lo que enfurecía a Eduardo y llenaba de celos, el descuido por parte de ella hacía que no llegaran a ningún punto en común. Era una persona que prefería velar por cualquier otro, pero no por él y esta realidad lo traía frustrado.
Tomaron la decisión de separarse, a Eduardo le dolió mucho porque en el fondo la amaba, pero entendía que no podían seguir así. Él cayó en tristeza, le costaba dormir pensando en aquel no futuro que logró construir con su pareja.
Su tía le recomendó asistir a la Iglesia Universal el lugar donde no solo consiguió paz interior para cambiar su personalidad, sino que también el Espíritu Santo lo bendijo con una esposa y una hija con la cual hoy disfruta en familia.
Testimonio Eduardo Galán.
