Beber del agua de vida

¿Por qué existen personas que, en el momento de la prueba o lucha, en vez de vencer terminan fracasando? El propósito de las luchas y pruebas que se enfrentan, a causa del nombre del Señor Jesús, son permitidas por Dios para que la persona tome posesión de la victoria y de las promesas prometidas en la Palabra. Pero, termina fracasando porque Él no es una prioridad en la vida de aquella persona.

Se puede observar, incluso, que durante la prueba muchos terminan reprobando en vez de aprobar. El motivo es porque la persona está preocupada en ver los cambios exteriores y no cambiar en su interior. Un ejemplo para poder entender este panorama es cuando un estudiante obtiene las respuestas de la prueba y las repasa para el examen. Aunque terminé pasando la prueba, pero en la realidad, no muestra tener el conocimiento necesario sobre la materia. Espiritualmente hablando, como fue mencionado, la persona está preocupada en ver los cambios exteriores, sin considerar la importancia de cambiar interiormente.

Estas personas continúan viviendo una vida lejos de la presencia de Dios en la ignorancia espiritual, en la idolatría, egolatría, aferrada a sus quereres y voluntades. Para empeorar la situación, llegan a la iglesia esperando que su vida cambie de inmediato. Descartan que un cambio exige de un proceso. Sin embargo, el cambio interior, que depende grandemente de la persona, surge cuando hay una verdadera entrega a Dios. Por consecuencia, la persona obtiene una nueva mente y corazón.

Se puede observar esto en los siguientes versos bíblicos, “Llegó, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, cerca de la parcela de tierra que Jacob dio a su hijo José;  y allí estaba el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó junto al pozo. Era como la hora sexta. Una mujer de Samaria vino a sacar agua, y Jesús le dijo: Dame de beber” (Juan 4:5-7). Este encuentro entre la mujer samaritana y el Señor Jesús no fue una casualidad o un accidente. Es semejante a aquellos que van a la casa de Dios, porque no es una coincidencia que ellos lleguen a la presencia de Él, sino porque el propio Espíritu Santo los trajo con el objetivo de cambiar la historia de vida de cada uno. Esta nueva historia supera los sueños y anhelos humanos ya que están ligadas con los planes de Dios.

Para poder obtener esta nueva historia, se requiere de una renuncia de las creencias que van en contra de lo que está escrito. Los planes y propósitos de Dios no pueden ser entendidos por la fe natural o común ya que son sobrenaturales. La sabiduría y la fuerza humana solo logran conquistar lo común y lo ordinario, pero nunca lograrán alcanzar lo sobrenatural. Pero cuando acontece el cambio interior, de ser un ser una persona problemática se torna en un nacido de Dios y lo extraordinario acontece naturalmente.

Suele pasar que mientras la persona no es transformada interiormente, tiende a ser una persona problemática. Incluso, trata de justificar su naturaleza problemática o a culpar a cosas o personas cuando actúa erróneamente. Vive en el pecado y se justifica culpando a los demás, tornándose en el propio problema.

“Entonces la mujer samaritana le dijo: ¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana? (Porque los judíos no tienen tratos con los samaritanos.) Respondió Jesús y le dijo: Si tú conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: «Dame de beber», tú le habrías pedido a Él, y Él te hubiera dado agua viva” (Juan 4:9-10). Este don que el versículo bíblico hace mención es la fe sobrenatural, de la vida eterna y de la salvación. Esta fe va más allá de cualquier otra bendición, porque la salvación es la mayor riqueza y tesoro que se pueda conquistar. No existe nada en este mundo que sea más importante que la salvación.

Incluso, cuando esta fe sobrenatural es revelada, la persona deja de ser problemática para ser la propia bendición. La persona no vive a merced de otros, sino de la voluntad de Dios. Comúnmente la persona problemática vive sujeta a la influencia de otros o comparándose a los demás, pero cuando recibe la fe sobrenatural, no es influenciada o vive comparándose a nadie.

“Ella le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva? ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo del cual bebió él mismo, y sus hijos, y sus ganados?” (Juan 4:11-12). Esta mujer, basado al texto sagrado, era una mujer religiosa que sabía discutir opiniones. Infelizmente, esta generación discute sobre todo asunto, pero sus argumentos son vacíos ya que están basadas en teorías y su vida no da testimonio de aquello.

“Respondió Jesús y le dijo: Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed” (Juan 4:13). Las cosas que son presentadas por este mundo no llegan a satisfacerlo por mucho tiempo. Por ejemplo, una persona adicta se induce más en el vicio y siempre busca una dosis más fuerte. Aunque la persona tome el agua de este mundo, volverá a tener sed.

“La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga sed ni venga hasta aquí a sacarla. Él le dijo: Ve, llama a tu marido y ven acá. Respondió la mujer y le dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: «No tengo marido», porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho la verdad” (Juan 4:15-18). Esta mujer estaba en su sexta relación, pero era infeliz con marcas y heridas emocionales causadas por los fracasos vividos de las relaciones previas. Esta condición torna a la persona en una esposa, esposo, hija, hijo, empleado, amigo o colega problemático. Aunque la persona intente buscar la felicidad, las marcas del pasado la siguen, llevándola a fracasar nuevamente.

“La mujer le dijo: Señor, me parece que tú eres profeta.Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén está el lugar donde se debe adorar. Jesús le dijo: Mujer, créeme; la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos” (Juan 4:19-22). La mayor ignorancia que existe en este mundo es cuando uno adora a quien no conoce. Infelizmente, varias personas levantan las manos y, supuestamente, adoran a Dios, pero la vida sigue igual porque no lo conocen verdaderamente. Esto es porque ellas no han tenido un verdadero encuentro con el Espíritu Santo.

Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque ciertamente a los tales el Padre busca que le adoren” (Juan 4:23). El espíritu está ligado con la mente, por el cual cuando se ha tenido una verdadera experiencia con Dios, existe una seguridad y certeza del poder de Él. La persona no vive basada a sus deseos o quereres, sino a la voluntad de Dios. Por este motivo es sumamente importante de la persona someterse a Su voluntad. La mujer samaritana se sometió al Señor Jesús y, consecuentemente, su vida cambió. Aunque exteriormente las cosas seguían igual (aún tenía el problema con su relación), pero el cambio interior la llevó hacia las otras personas que conocía y les habló del Señor Jesús. Todas las personas que recibieron las buenas nuevas de esta mujer, fueron a buscarlo también.

El motivo que en estas personas nació el deseo de ir a buscar a Jesús es porque esta mujer se tornó en la propia bendición. La mujer problemática quedó atrás ya que ella fue limpiada al beber del agua de vida. Cuando una persona recibe de esta agua, deja de ser problemática ya que fue transformada interiormente. Ella no tiene dificultad de perdonar a aquellos que le hayan lastimado. Beber del agua es recibir el Espíritu Santo y comenzar a vivir una vida nueva, dejando lo sucio y lo viejo atrás.

Dios le bendiga.

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