Carta a la iglesia en Tiatira (Parte 3)

Para los otros cristianos que no practican la doctrina de Jezabel y que no conocerán las cosas profundas de Satanás, el Señor Jesús aconseja tan solamente que ellos conserven lo que tienen hasta que Él venga. esto significa decir que cuando el Señor vuelva y encuentre cristianos que no se contaminan con las doctrinas de Jezabel y mantuvieron la fe exclusivamente en la Palabra de Dios, serán llamados vencedores y entonces conquistarán lo siguiente:

«Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre; y le daré la estrella de la mañana. el que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias» (Apocalipsis 2:26-29).

Para vivir la vida cristiana de acuerdo con la voluntad de Dios es preciso mantenerse en estado de guerra continua contra el reino de las tinieblas, es decir, hay que resistir las tentaciones, resistir los consejos de aquellos que viven en iniquidad, resistir tener algo que ver con ellos en este mundo, en fin, resistir todo aquello que la Palabra de Dios ha condenado. Por eso es que aquellos que se han convertido al cristianismo deben ser treinados con la Palabra de Dios, que es la espada del Espíritu Santo, con el fin de estar preparados para la guerra que tendrán que trabar diariamente contra el infierno y con la obligación de vencer. La lucha es de vida o muerte, y no hay empate o cualquier tipo de acuerdo. O el cristiano es un victorioso o es un derrotado. Si él vence heredará la vida eterna; pero si él pierde: «… tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda» (Apocalipsis 21:8).

Por eso es que el Señor Jesús advirtió a Sus seguidores diciendo: «No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa. El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará» (Mateo 10:34-39). La espada a que Él se refiere simboliza Su Palabra; y el hecho de que Él haga mención de ella significa decir que la lucha es individual, una vez que la espada es también un arma individual. El discípulo del Señor Jesús jamás puede esperar que alguien venza sus luchas por él; él ha de vencer por sus propios esfuerzos con la misma arma que sus hermanos han vencido.

Continuará…

Si le interesa lea también: Carta a la Iglesia de Tiatira (Parte 2)

Libro: Estudio del Apocalipsis Vol 1
Autor: Obispo Edir Macedo

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