Así como el cuerpo se alimenta con la comida, el alma es alimentada con el amor del papá, mamá, esposa (o), hijos (as); en si el alma se alimenta del amor y el espíritu se alimenta de la Palabra. Cuando nosotros meditamos en la Palabra de Dios que es la biblia, Dios habla con nosotros en la mente, es así que al leer nosotros meditamos y reflexionamos sobre la Palabra.
La importancia de la meditación bíblica es primordial ya que, a través de ella, Dios nos habla cuál es Su voluntad. Pero cómo tener la seguridad de que la palabra que se está meditando es la Palabra de Dios, si para muchas personas la biblia es apenas un libro. Cuando se medita en la Palabra de Dios, ella convence y determina el cambio de conducta moral y, principalmente, de comportamiento espiritual que es algo sobrenatural.
La Palabra de Dios dice: “Diles, pues: «Así dice el Señor de los ejércitos: “Volveos a mí” —declara el Señor de los ejércitos— “y yo me volveré a vosotros”. Zacarías 1:3. Cuál es la razón de que Dios diga en Su Palabra: “Volveos a mí…”. Todos los seres humanos, a causa del pecado cometido por Adán y Evan, hemos nacido con una naturaleza pecaminosa y lejos de Dios, conforme dice el Salmo 51.
Volver a Dios significa tener la experiencia de una transformación. Normalmente las personas que se aferran a una religión y/o una iglesia y piensan que el ofrendar, dar su diezmo, hacer votos de sacrificio, piensan que es suficiente y que eso determina la condición espiritual. Lo que hacemos externamente es muy importante, pero no determina nuestra condición espiritual. Lo que lo hace es la experiencia que tenemos con Dios, Él que cambia nuestro ser, nuestros pensamientos y sentimientos, para poder ser considerados nacidos de Él y servirle.
De la mente y del corazón viene nuestro comportamiento y nuestra conducta. Existen quienes dicen que el comportamiento de las personas son producto del medio ambiente en que viven, pero no es así. Por ejemplo, en el huerto del Edén, no había mal ambiente, no había otras personas y aun así Adán y Eva pecaron, pero ellos lo hicieron porque dejaron de escuchar la Voz de Dios para escuchar la voz del diablo.
El pecado proviene del diablo, cuando se está viviendo en el pecado, se está sometiendo la vida a satanás y a los demonios, por eso las personas son afectadas por la brujería, hechicería, maldición, envidia, etc. Y eso acontece mientras no existe una entrega a Dios. Así como el Señor Jesús entregó su propia vida para nuestra salvación, de igual manera uno tiene que entregarle la vida para servirle.
Dios es el médico del alma del ser humano y Él es el único que la puede sanar. El mayor problema del ser humano no es de ninguna índole, el mayor problema es el alma, por eso millones de personas sufren con depresión, ya que es el grito del alma, la desesperación de que ella necesita ser salva, porque llegará la hora en que ella morirá y su alma irá con Dios o con el diablo. Existen personas que no creen que existe un infierno, pero él existe.
Dios está buscando tener con el ser humano una relación de hijo y padre, en una relación donde Él pone Su gracia a nuestra disposición. Gracia significa recibir favor sin merecerlo. La Palabra de Dios habla de la gracia de Dios, que fue al dar su Hijo para morir por nosotros, de la gracia del Señor Jesús porque somos salvos en Él y de la comunión con el Espíritu Santo. Si nosotros experimentamos del amor de Dios, de la gracia de Jesús y de la comunión con el Espíritu Santo, es imposible que nuestra vida sea una vida cualquiera.
Siempre habrá luchas, porque el estar en la fe, no impedirá pasar por tribulaciones, aflicciones, problemas, etc. Pero, así como Jesús venció nosotros venceremos. Pero, para vencer toda nuestra vida tiene que estar en Él y esto es volverse a Él. Si usted toma la decisión de volverse a Dios, es por lo consecutivo que Él se volverá a usted. Tenga la seguridad que el Espíritu Santo vendrá a usted y aun enfrentando las adversidades de la vida, pase lo que pase, usted estará aferrado a la Palabra de Dios para perseguir las promesas que es lo que está prometido en Su Palabra.
Dios les bendiga.
