Desde la adolescencia Elena Cervantes había cultivado una muy mala racha en su vida económica, desde muy joven se veía en la necesidad de salir a trabajar con su madre para lograr el sustento puesto que habían sido abandonadas por su padre a quien ella nunca tuvo la oportunidad de conocer.
Al crecer, su matrimonio no reflejaba ninguna evolución en su vida, y proyectaba todo lo que había sufrido de niña puesto que quien fuera su pareja tenía problemas con el alcohol, por lo que por andar en una vida llena de vicios se había desentendido de ella y sus hijos, quienes además terminaban pagando las peores consecuencias, Elena vengaba todo lo que tenía que sufrir con sus hijos.
Un día tras ver mucha gente salir de un lugar se acercó por curiosidad, este lugar era la Iglesia Universal y esas decenas de personas que ella veía salir, eran aquellos a quienes Dios a través de su palabra libraba de tanto sufrimiento.
Elena Cervantes se unió a la lucha a través de su participación en los servicios de la Iglesia Universal y gracias a que encontró al Espíritu Santo y le dio la bienvenida a su corazón pudo regenerar no solo su vida económica sino también familiar.
Testimonio Elena Cervantes.
