El bautismo en las aguas por inmersión

Mucho se ha discutido de cómo y de qué manera deben ser bautizadas las personas. Unos creen que el bautismo debe ser por aspersión, es decir, se toma un poco de agua en las manos y se derrama sobre la cabeza del candidato. Otros creen que debe ser por inmersión, pero que sólo sea en el nombre del Señor Jesús.

Nosotros, en la Iglesia Universal del Reino de Dios, y siguiendo de la forma más coherente posible las Sagradas Escrituras, efectuamos el bautismo únicamente por inmersión y en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, según lo ordenó el propio Señor Jesús en Mateo 28:19.

Bautizamos a las personas por inmersión porque consideramos el bautismo como un acto de sepultura del cuerpo de pecado, y en el bautismo el pecado es sepultado cuando el candidato es sumergido en las aguas.

El bautismo en el lecho de dolor

Es muy natural que alguien postrado en el lecho de dolor o incluso ya en los umbrales de la muerte reciba al Señor Jesús como su Salvador personal. En esos casos, no siempre es posible efectuar un bautismo por inmersión. Tenemos un óptimo ejemplo en la Biblia, el del ladrón que estaba junto al Señor Jesús en el Calvario, quien, sabiendo que iba a morir, reconoció a Jesucristo como el Hijo de Dios y le pidió que le salvara. A lo que el Señor Jesús, inmediatamente, respondió:

“De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.” Lucas 23:43

El ladrón fue salvo sin haber sido bautizado en las aguas.

Realmente, el bautismo en las aguas sólo es útil para las personas que, después de convertirse, siguen viviendo en este mundo de pecado. Para que no se contaminen con él, precisan estar “sepultadas” o “muertas”, a fin de que el pecado ya no tenga más ningún dominio sobre ellas.

Después de estas breves explicaciones sobre el bautismo en las aguas por inmersión, tengo la obligación de decir que si usted, amigo lector, siente que su vida todavía no ha sido transformada en sus actos y comportamiento, entre sus amigos y parientes, aunque haya sido curado de alguna enfermedad, o haya alcanzado muchas bendiciones económicas, entonces precisa arrepentirse de sus pecados sinceramente y pasar por las aguas bautismales, convencido de que a partir de entonces comenzará una nueva vida perfecta en Cristo Jesús.

Continuará…

Si le interesa lea también: El bautismo en las aguas

Libro: En los Pasos de Jesús
Autor: Obispo Edir Macedo

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