El rescate de nuestra alma Parte 2

El Señor Jesús sabe perfectamente lo que usted ha pasado, pues fue para eso que Él vino: para colocarse en su lugar y para ofrecerse en sacrificio vivo, haciendo expiación por su alma.

El Señor Jesús sabe perfectamente lo que usted ha pasado, pues fue para eso que Él vino: para colocarse en su lugar y para ofrecerse en sacrificio vivo, haciendo expiación por su alma. Él vino para comprar, lavar, purificar y redimir su alma, para que, entonces, usted tenga la vida eterna y sea feliz. Fue eso lo que el Señor Jesús hizo en mí y es eso lo que Él quiere hacer en usted. ¿Por qué Él no lo hizo aún? Porque usted aún no se rindió a Él. Ahí está el problema: el Señor Jesús pagó el precio por su alma, pero usted insiste en no entregarse a Él. Sepa que somos doblemente de Dios, pues, además de haber sido creados por Él y tener Su aliento de vida en nosotros, fuimos comprados con la sangre de Su Hijo. Por lo tanto, no pertenecemos a nosotros mismos, como les afirmó el apóstol Pablo a los corintios (1 Corintios 6:19-20).

En otra ocasión, les dijo a los romanos:

Porque ninguno de nosotros vive para sí mismo, y ninguno muere para sí mismo; pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos; por tanto, ya sea que vivamos o que muramos, del Señor somos. (Romanos 14:7-8)

Teniendo en cuenta eso, estemos conscientes de que nuestra vida fue adquirida y bien pagada; por lo tanto, el Altísimo es el legítimo Dueño, mientras que Satanás es un mero impostor.

Como todo tiene un costo, el Señor Jesús pagó un alto precio por nuestra alma. (Menos mal que Él tuvo disposición para sufrir tanto.)

Ahora, nuestra respuesta a esa prueba tan grande de amor es nuestra entrega a Dios por completo. No basta con querer, es necesario sacrificar, darle el alma a Él; de lo contrario, ¿cómo el Todopoderoso trabajará en su vida?

Digamos que usted tiene un problema de salud y necesita una cirugía. Si no sujeta su cuerpo al cirujano, ¿cómo podrá este hacer la intervención quirúrgica que usted necesita?

¿Cómo puede querer que su alma sea restaurada y salva sin rendirse al Señor y Creador del alma?

Hay personas que tienen facilidad para entregarles su cuerpo a los profesionales de la salud y de la belleza; otras tienen facilidad de entregarle sus sentimientos y su futuro a una persona que recién conocen. No obstante, tienen dificultades para confiar el alma cansada y herida a los cuidados del Señor Jesús.

Continuará…

Libro: Secretos y Misteriosos del Alma

Autor: Obispo Edir Macedo

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