Cuando el Espíritu Santo hace la obra en un ser humano, es cuando Él entra en el ser de la persona. Él nos da el descanso que es tener la certeza que en la medida que luchamos, a través de la fe, tomaremos posesión de lo que está prometido en Su Palabra. No solo tendremos la solución de nuestros problemas, sino principalmente tomaremos posesión de la vida prometida que es la vida eterna.
La vida en este mundo es momentánea, y ¿cuántos son los años que puede vivir un ser humano? Puede ser hasta un poco más de 100 años, pero físicamente un día dejaremos de existir, pero la vida del alma que es la vida eterna no tiene fin.
Para lograr la vida eterna, es necesario que se tenga una experiencia con el Señor Jesús, la cual comienza con la Palabra y se materializa en la oración. Cuando se ora con sinceridad, las cosas van cambiando en nuestro ser, nuestros pensamientos se van transformando, nuestro carácter y nuestro corazón también cambian, porque recibimos la vida de Dios en nuestra alma. Este es el significado principal del porqué participar de la Santa Cena.
La Santa Cena, en la práctica, es la vida de Dios en nuestra alma, es cuando tomamos la decisión de entregarnos al Señor Jesús y de asumir una relación de pacto. La Palabra de Dios dice: “Mientras comían, Jesús tomó pan, y habiéndolo bendecido, lo partió, y dándoselo a los discípulos, dijo: «Tomen, coman; esto es Mi cuerpo». San Mateo 26:26. Estas palabras son una representación, no es algo que Jesús dijo literalmente. El Señor Jesús uso un pan en la Santa Cena, porque si observamos, el pan se encuentra en la mesa tanto de los ricos como de los pobres. Existe algo que la mayoría de las personas no niegan a nadie y es el pan y el agua. A causa de eso, es que el Señor Jesús se identifica con el Pan de Vida y usa el pan como representación de su cuerpo.
“Tomando una copa, y habiendo dado gracias, se la dio, diciendo: «Beban todos de ella; porque esto es Mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados”. San Mateo 26:26-28. Para poder entrar en esta relación de pacto, uno necesita reconocer que es un pecador y que necesita de perdón por los pecados cometidos.
Todos en un día vamos a morir y así como el pecado nos separa de Dios, de igual manera la muerte. La muerte también significa separación. En el terreno físico la muerte es la separación de las personas queridas como familia, parientes, amigos, etc. Y en el plano espiritual significa la separación eterna de Dios. ¿Cuántas son las personas que aun estando en la iglesia, siguen separadas de Dios? Porque no han tomado la decisión de entregar la vida para aquel que entregó la vida por nosotros para el perdón de nuestros pecados. La vida con Dios no es para que tengamos una vida religiosa porque, quienes viven por la fe, lo hacen porque tienen una vida con Dios que es el haber asumido un pacto con Él.
La copa de la sangre que es el jugo de uva que tomamos es símbolo de la alianza. Quienes participan de la Santa Cena es porque están asumiendo que tienen una alianza con Dios. Si usted está decidido a asumir un pacto con Dios, es en lo posterior que usted se dará cuenta de la importancia que es participar de la Santa Cena. Si usted todavía no ha decidido tener una alianza con Dios, no le recomiendo participar de ella porque no tendrá ningún valor para usted, sino hágalo hasta asumir esa consciencia de fe.
Cuando usted tome la decisión de dejar su antigua vida para dar lugar a una nueva vida con Jesús y asumir un pacto con Él, usted podrá ver la importancia de lo que es asumir una alianza con Él, como está inscrito en Su Palabra: “Y después de dar gracias, lo partió y dijo: «Esto es Mi cuerpo que es para ustedes; hagan esto en memoria de Mí». De la misma manera tomó también la copa después de haber cenado, diciendo: «Esta copa es el nuevo pacto en Mi sangre; hagan esto cuantas veces la beban en memoria de Mí». Porque todas las veces que coman este pan y beban esta copa, proclaman la muerte del Señor hasta que Él venga”. 1 Corintios 11:24-26. En usted está la decisión.
Dios les bendiga.
