Dios ha colocado tesoros naturales a nuestra disposición. A que me refiero, por ejemplo: la capacidad que usted tiene de pensar, de raciocinar, el aire que nosotros respiramos, los beneficios de la naturaleza (el sol, la luna, las plantas, los árboles…) todos ellos provienen de Dios. Todo lo que Dios ha creado, lo ha colocado a nuestra disposición, pero hay cosas más mayores y gloriosas que Dios quiere entregar al ser humano, especialmente un tesoro escondido que Él tiene para entregar a aquel que se someta a Su Voluntad.
Dios tiene tesoros escondidos para entregarle a aquellos que entregan su vida para Él y lo principal es la morada eterna donde habrá paz y alegría permanente, que es la salvación. Dios es el primero en querer glorificarse en nuestra vida, pero para que eso suceda, tiene que haber una entrega por parte de nosotros y un interés en buscar lo que Él quiere de nosotros, usted alguna vez se ha interesado en preguntarle a Dios, cuál es la voluntad de Él para su vida.
“El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en el campo, que, al encontrarlo un hombre, lo vuelve a esconder, y de alegría por ello, va, vende todo lo que tiene y compra aquel campo”. Mateo 13:44.
Cuando nosotros tenemos algo de gran valor, lo colocamos en una caja fuerte y si no la tenemos tratamos de buscar un lugar donde quede muy bien escondido. En esa época que relata la biblia, las personas no tenían los recursos con los que hoy contamos. La biblia describe que un hombre encontró un tesoro en el campo es con seguridad que él estaba trabajando en ese lugar. Este hombre era un judío que conocía la Palabra de Dios y sabía que si lo tomaba estaría robándolo, por eso él tomó la decisión de comprar aquel campo, porque él tendría el derecho a ese campo. Esta situación Dios la compara con la conquista del reino de los cielos, que es la salvación eterna.
Es claro que la salvación no se compra, pero hay un precio. La salvación viene por la gracia de Dios, pero no es gratis, hay un precio a ser pagado y cuál es, la renuncia. Si se quiere ser salvo es necesario renunciar a los propios pensamientos, a los propios sentimientos, renunciar al propio querer, a otras creencias, a los planes propios que se tienen, etc. Para así dar lugar a hacer la voluntad de Dios. En nuestro carácter debemos renunciar a nuestra prepotencia, orgullo, egoísmo… Esto también es pagar un precio, porque se está renunciando a lo que no le agrada a Dios. De esta manera se puede representar que hay que pagar un precio para tomar aquel campo como el hombre lo tomó, para poder tener derecho a los tesoros escondidos y el mayor tesoro es el Espíritu Santo.
No hay como estar en la presencia de Dios sin que haya renuncia, si usted considera la salvación de su alma como su principal tesoro escondido que Dios le ha entregado o le quiere entregar, debe de haber sometimiento a la obediencia de la Palabra de Dios. No viva en función de nadie, porque el tesoro más valioso es el Señor Jesús y Él lo vale todo. Porque Él vino a este mundo, para asumir nuestros pecados en Él y llevó nuestras maldiciones. El Señor Jesús entregó todo de si para que nosotros tuviéramos oportunidad de la salvación. Por lo tanto, nuestra entrega hacia el Señor Jesús debe ser igual a lo que Él hizo, que es renunciar a nuestra propia voluntad para entregarnos a Él, sacrificándonos y dándonos por completo.
Si usted toma la decisión de sacrificar y renunciar todo de si, para obtener ese tesoro escondido, que es el Espíritu Santo, es por lo que consecutivo que usted tendrá la fe para soportar, tener paciencia, perseverar, enfrentar el proceso, perdonar a aquellos que le hacen mal y es así que usted tendrá derecho a entrar a la casa del tesoro y tomar posesión de lo que Dios tiene preparado para su vida.
Dios les bendiga.
