Ganar el mundo entero y perder el alma (Parte II)

Cuando el Señor Jesús dijo que no hay nada que se pueda ofrecer a cambio del alma, Él quiso mostrar cuán valiosa es.

Cuando el Señor Jesús dijo que no hay nada que se pueda ofrecer a cambio del alma, Él quiso mostrar cuán valiosa es. No hay nada que compense perderla para siempre. Entonces, aunque el diablo ofrezca algo a cambio de nuestra alma todos los días (y él lo ofrece), tengamos la consciencia de que nada en este mundo tiene valor sin el Señor Jesús. No sirve que usted tenga fama, una excelente reputación, prestigio, salud, familia o dinero si no tiene la salvación de su alma.

Hemos vivido en el fin de los tiempos y el amor a Dios y por el prójimo se ha enfriado incluso en los cristianos. El diablo ha logrado llamar la atención de las personas hacia aquello que satisface las voluntades de la carne y hacia todo lo que se deteriora y, por eso, ignoran lo que es eterno. Él busca estimular los apetitos sexuales, las vanidades, los deseos materialistas y la preocupación por el futuro para distraer a las personas y hacer que se olviden del alma.

Vivir pensando solo en la construcción de su vida en este mundo y en sus proyectos personales es la receta para una vida infeliz y miserable, y para un alma frágil y débil.

Por otro lado, una vida por la fe es una vida que está constantemente en el primer amor (que es Jesús). Su amor es puro, verdadero y no está apoyado en el sentimiento, sino en el sacrificio. Por eso, Él también exige sacrificio de nuestra parte.

… Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame (Lucas 9:23).

Negar su carne, sus deseos, sus concupiscencias y tomar su cruz, que es la muerte, el sacrificio. Y cuando se muere para este mundo, se vive en novedad de vida. Todo eso es alimentar nuestra alma, nuestro espíritu y nuestra fe; pero muchos se dejan llevar por sus voluntades y se relajan con los cuidados de su propia alma, y enseguida se enfrían en la fe y abandonan los valores espirituales.

Pero el que persevere hasta el fin, ese será salvo (Mateo 24:13).

He perseverado a lo largo de estos últimos 58 años. Ya me tropecé y me caí muchas veces, pero me levanté y permanezco de pie porque prioricé el recibimiento del Espíritu Santo. Él me guio cuando estuve postrado. Me mostró que era necesario que yo viviera esas experiencias para que aprendiera a no mirar atrás ni a los costados. En esos momentos vi la respuesta de Dios por medio de Su misericordia al levantarme y volverme a Él. No obstante, cuando la fe y el amor se enfrían, la persona no tiene ánimo para hablar con Dios ni para ser sincera y humilde para pedirle Su misericordia. Ya fue atrapada por el orgullo y poseída por ese espíritu de arrogancia, como Lucifer hizo en el Cielo y tuvo que salir de la presencia de Dios.

Sin embargo, Dios está con las manos extendidas hacia nosotros. Basta con que seamos humildes para recurrir a Él. ¿Qué tal hacerlo ahora?

Continuará…

Si le interesa lea también: Ganar el mundo entero y perder el alma (Parte I)

Libro: Secretos y Misterios del Alma
Autor: Obispo Edir Macedo

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