La Iglesia del Señor Jesús solamente será edificada a través de las lenguas extrañas si por parte de alguien hay interpretación de las mismas. El apóstol Pablo llegó, incluso, a prohibir hablar en lenguas dentro de las reuniones públicas si no había quien las interpretara, ¡y con toda razón! (1 Corintios 14:27-28). Si las lenguas son proferidas sin interpretación, nada se adelanta para la Iglesia; de ahí que Dios proveyera del don de interpretación para que su Iglesia fuera edificada.
El poder de la visión no beneficia solamente a los ojos, sino a todo el cuerpo, al igual que la audición con el oído. Esto ocurre con todos los dones y funciones que el Espíritu Santo ha concedido a los miembros del Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia. El Espíritu de Dios determina la actividad de cada miembro y le capacita para esta actividad. Por tanto, los dones del Espíritu Santo buscan la perfección de la Iglesia en la tarea suprema de ganar almas para el Reino de Dios.
Continuará…
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Libro: En los Pasos de Jesús
Autor: Obispo Edir Macedo
