Lectura
Israel en la gran tribulación (parte 3)

Israel en la gran tribulación (parte 3)

Todo indica que esta guerra en el cielo tiene un doble sentido: el primero, parece apuntar para la queda original de Lucifer, cuando da su rebelión a Dios. Él intentó ser igual a Dios cuando la autoridad en el gobierno de los cielos.

De ahí, vino su queda juntamente con la tercera parte de los ángeles que apoyaban esta rebelión, razón por la cual el cuarto verso de este capítulo dice que: «su caída arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo, las cuales lanzó a la tierra».

También el profeta Isaías habla con respecto de esta rebelión, diciendo: «¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo» (Isaías 14:12-14).

Ya el profeta Ezequiel profetizó sobre Lucifer en la figura del rey de Tiro, diciendo:

«Hijo de hombre, levanta endechas sobre el rey de Tiro, y dile: Así ha dicho el Señor: Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura. En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y oro; los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu creación. Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste, en medio de las piedras de fuego te paseabas. Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad. A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín protector. Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra; delante de los reyes te pondré para que miren en ti. Con la multitud de tus maldades y con la iniquidad de tus contrataciones profanaste tu santuario; yo, pues, saqué fuego de en medio de sí, el cual te consumió, y te puse en ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que te miran. Todos los que te conocieron de entre los pueblos se maravillarán sobre ti; espanto serás, y para siempre dejarás de ser» (Ezequiel 28:12-19).

El segundo sentido parece indicar que la primera gran derrota de Lucifer y su expulsión del cielo no resolvió el problema totalmente. O mejor, resolvió en los cielos, sin embargo, no en la tierra. De ahí, la razón del propio Hijo de Dios haber venido a este mundo.

Continuará…

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Libro: Estudio del Apocalipsis Vol 1
Autor: Obispo Edir Macedo