La imagen de Dios (parte I)

Delante del Texto Sagrado, la pregunta es: ¿cómo podemos tener la imagen de Dios si Él es Espíritu?

“Y dijo Dios: Hagamos al hombre a Nuestra imagen, conforme a Nuestra semejanza…” (Génesis 1:26).

Delante del Texto Sagrado, la pregunta es: ¿cómo podemos tener la imagen de Dios si Él es Espíritu?

Para nosotros, parece imposible tener la imagen de alguien que es Espíritu. Sin embargo, cuando Dios dijo que haría al hombre a Su imagen y conforme a Su semejanza, Él no Se refería a una imagen física, sino espiritual. Esa imagen divina se refiere a la conciencia implantada en el ser humano, la cual le permite escoger entre el bien y el mal, entre lo justo y lo injusto. Esa lucidez y esa percepción dadas por el Altísimo son para que el ser humano no solo Le sirva, sino que también se relacione armoniosamente con su semejante. Es a través de la buena conciencia que las virtudes son desarrolladas, tales como la bondad, la misericordia, la compasión, el perdón, el sentido de justicia, etc.

Adán y Eva fueron creados perfectos, cargando en sí esa imagen y esa semejanza con el Altísimo. Ellos podrían tanto concordar con Dios, y oír Sus consejos, como discrepar de Él; ellos eligieron discrepar. La primera pareja podía haber usado la conciencia para hacer lo correcto o para hacer lo incorrecto, y ambos eligieron el mal y desobedecieron al Creador. Así, aunque el espíritu que le da conciencia al ser humano se haya mantenido, la imagen divina comenzó a ser corrompida a causa del pecado.

Con la caída, Adán y Eva perdieron la comunión que disfrutaban con Dios, pues el Texto Bíblico relata que ellos andaban por en medio del jardín con el Señor todas las tardes. Mientras tenían esa intimidad, solo hacían lo que era bueno; pero, después de, conscientemente, probar el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, aquella imagen perfecta y justa fue degradada. Ellos usaron las facultades mentales y espirituales para conocer el mal, para pecar contra Dios. El resultado de eso fue la expulsión del Edén y la separación del Todopoderoso.

Sin embargo, muchas personas indagan sobre el pecado original diciendo: “¿Cómo Adán y Eva pudieron pecar si eran perfectos?”.

Esa es una pregunta muy simple de ser respondida. Pecaron porque tenían el espíritu, o sea, tenían la imagen de Dios que los tornaba humanos y habían sido favorecidos con la libertad de elegir. Usted también tiene su espíritu, que es su consciencia, sea para el bien o para el mal, para vivir en la justicia o en la injusticia.

Continuará…

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Libro: Secretos y Misterios del Alma
Autor: Obispo Edir Macedo

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