La más alta perfección

Vivimos días de almas enfermas con depresión, ansiedad, baja autoestima y poco o ningún sentido de valor propio.

Vivimos días de almas enfermas con depresión, ansiedad, baja autoestima y poco o ningún sentido de valor propio. Los seres humanos están en una directa caída emocional y espiritual, buscando inútilmente la validación y el placer en cosas, lugares y personas.

Sin embargo, ¿cómo alguien puede sentirse desmerecido, sin condiciones, feo o incapaz si, después de la creación, Dios dijo que todo era muy bueno?

“Dios vio todo lo que había hecho, y he aquí que era muy bueno. Y fue la tarde y fue la mañana del sexto día”(Génesis 1:31 RVA-2015).

¿Cómo puede alguien que fue hecho nada más y nada menos que a imagen y semejanza del Altísimo sentirse un cero a la izquierda? El ser humano es único en la creación, el legítimo representante de Dios en la Tierra. Por eso, el Todopoderoso compartió con él atributos preciosos, como la sabiduría, la inteligencia y los talentos. Al decir que todo era muy bueno, Dios probaba que nada más podría ser agregado o quitado de Su creación, de tan perfectas que eran Sus obras. Nada de lo que Él hizo en el mundo tiene defecto. Todo tiene funcionalidad, belleza y sustentabilidad por Su Palabra.

Pero, si todo lo que Dios hizo era muy bueno, ¿por qué hay tantas cosas malas en el mundo? ¿Por qué el ser humano, creado a Su imagen y semejanza, se sumerge en la soledad, en la miseria y en toda clase de sufrimiento? Eso ciertamente no viene del Altísimo. El hombre gime a causa del pecado y por la acción del diablo, por falta de conocimiento de los propósitos divinos y por la falta de sumisión a los consejos de Dios. No hubo falla en el trabajo del Altísimo, pues todo salió de Su mente con la más alta perfección.

Aquellos que se vuelven a Dios con arrepentimiento y fe reciben la restauración de la imagen de Dios y pasan a vivir como Adán el primer día de la creación: felices, en seguridad y plenos de satisfacción interior. Esas personas dejan de ser dependientes de terceros y de las circunstancias para vivir satisfechas. Son realizadas porque viven como “copias de Dios” en este mundo y todo lo que hacen tiene como objetivo glorificarlo.

Si usted está en el fondo del pozo, no espere que algo extraordinario ocurra o que alguien lo saque de esa condición. Solo usted puede dar el paso rumbo al Creador. Esa actitud es individual e intransferible. Dios nos hizo y solo Él puede reparar lo que está mal en Su creación. Cualquier intento a través de otros medios será frustrado. El Todopoderoso continúa siendo el mismo; por lo tanto, lo que Él hizo en el pasado lo continúa haciendo hoy. ¡Sea transformado en una nueva criatura!

Continuará…

Si le interesa lea también: La imagen de Dios (parte II)

Libro: Secretos y Misterios del Alma
Autor: Obispo Edir Macedo

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