La revelación de la fe verdadera

La obra del Espíritu Santo se materializa en la vida de la persona a través de la Palabra. Cuando la persona escucha y obedece a las Sagradas Escrituras, el Espíritu Santo se revela. A través de esta revelación, la fe verdadera suscita y nos lleva a tener disposición de obedecer. Sin embargo, cuando la Palabra no ha sido revelada, no hay disposición.

Por consecuencia, esto llega a generar uno de los problemas más grandes que es del alma. Las personas pueden llegar a pensar que su problema más grande es el sentimental, económico, familiar o la enfermedad, pero el problema principal es de índole espiritual. Infelizmente, esta situación torna a la persona en el propio problema. Para empeorar la situación, se tornan en un problema para aquellos en su alrededor, incluyendo a su padre, madre, hijos, esposa, esposo y etc. Incluso, por consecuencia, terminan generando hijos problemáticos.

“Porque todo lo que fue escrito en tiempos pasados, para nuestra enseñanza se escribió, a fin de que por medio de la paciencia y del consuelo de las Escrituras tengamos esperanza” (Romanos 15:4). La Palabra, además de generar paciencia y consuelo durante las luchas y los problemas que se enfrentan, da la esperanza y plena certeza que se vencerá. Aunque la situación, ante los ojos humanos, parezca imposible de ser resuelto, pero para Dios no lo es. Esta certeza que, a través de Jesucristo se vencerá, no puede estar divida o ser vivida por las emociones. Ella requiere que sea vivida con la cabeza (razón) ya que todo los que está escrito en las Sagradas Escrituras, del antiguo al nuevo testamento, fue escrito como ejemplo y para el despertar de la fe.

“Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron…” (1 Corintios 10:10). En este versículo, Dios estaba hablando sobre el pueblo de Israel cuando estaban en el desierto que murmuraron y, por consecuencia, “…fueron destruidos por el destructor” (1 Corintios 10:10). En el mundo espiritual hay varios espíritus decaídos y de oscuridad que están esperando la oportunidad para poder destruir la vida de las personas y, principalmente, obtener el alma. “Estas cosas les sucedieron como ejemplo, y fueron escritas como enseñanza para nosotros, para quienes ha llegado el fin de los siglos” (1 Corintios 10:11). Esto nos trae en conciencia que estamos viviendo los fines de los siglos ya que las profecías de la segunda venida del Señor Jesús se cumplen día a día, por el cual tenemos que cuidar de nuestra alma.

“Por tanto, el que cree que está firme, tenga cuidado, no sea que caiga” (1 Corintios 10:12). ¿A qué cuidado se refiere este versículo? El mayor cuidado es con la vida espiritual. Varias personas se esmeran en cuidar de su salud, de igual manera tienen que cuidar de su alma. Este cuido, incluyendo el cuidado de la fe, es de suma importancia porque el ataque principal que sufren aquellos que son de Dios es el ataque de la fe. Satanás y sus demonios trabajan para afectar la fe porque la relación del ser humano con Dios depende de la fe y la confianza. Pero, cuando la persona depara a las luchas y los problemas, está permitiendo que su fe sea afectada, principalmente en la mente y en el corazón.

Pero, ¿qué se puede hacer para proteger la fe? Es importante entender que siempre habrá problemas espirituales que intentarán amenazar y debilitar la fe. Esto se puede observar en la historia de Ezequiel que fue uno de los reyes de Israel que sufrió a causa de varias amenazas que un hijo de Dios sufre.

“…Rabsaces les dijo: Decid ahora a Ezequías: «Así dice el gran rey, el rey de Asiria: “¿Qué confianza es esta que tú tienes?” (2 Reyes 18:19). Este rey que hace mención este versículo simboliza a satánas que siempre intenta en tocar en la confianza y en la fe. Todos los problemas que se enfrentan intentarán provocar amenaza y llevar a la persona a cuestionar su fe.

“Así dice el rey: «Que no os engañe Ezequías, porque él no os podrá librar de mi mano… Pero no escuchéis a Ezequías porque os engaña, diciendo: “El Señor nos librará”. ¿Acaso alguno de los dioses de las naciones ha librado su tierra de la mano del rey de Asiria? (2 Reyes 18:29; 32-33). Asiria era la mayor potencia que existía y no había ningún país que los podría derrotar. En esta ocasión, este rey amenazó al pueblo de Israel con la finalidad de cuestionar la confianza y la fe del pueblo de Israel. Incluso, intentaba que el propio pueblo dudará al respecto de la fe en Dios.

“Y sucedió que cuando oyó esto el rey Ezequías, rasgó sus vestidos, se cubrió de cilicio y entró en la casa del Señor” (2 Reyes 19:1). ¿Cómo saber que la fe y la vida espiritual está bien? Cuando la persona enfrenta cualquier problema, situación o desafío, ella tiene la disposición de buscar más de Dios. La persona no se desanima, decae, es dominado por la preocupación ni cae en la ansiedad. Pero, cuando la persona se entrega ante el desánimo y la duda, esto refleja que espiritualmente no está bien. Los problemas, para aquellos que viven por la fe, vienen a fortalecer la fe y para que, espiritualmente, se obtenga la victoria y testimonio.

En vez de murmurar o de reclamar, incluso culpar a otras personas, es importante poner la fe en acción, a través de la oración. De nada sirve recibir una palabra, si la persona no permite que Dios le ayude. Para recibir esta ayuda, es importante que la persona se levante y crea en lo que está prometido. Satánas no quiere que las personas crean en lo que está escrito, sino que pongan su confianza en los hombres. Esta confianza generará decepción ya que la ayuda del hombre es limitada.

Incluso, es importante entender que existen problemas que son espirituales y que solo, a través del poder de Dios, se pueden vencer. El diablo tiene como objetivo ponerle un fin a la vida de las personas, llevándolas a vivir una vida destruida y de sufrimiento, como tal suscita estos problemas de carácter espiritual. Por esta razón es importante fortalecer la fe en la Palabra de Dios, a través de la meditación de las Sagradas Escrituras diariamente. Pueda pasar que la persona no entienda lo que leyó hoy, pero le permitirá a ver la realidad detrás de los problemas cuando los enfrente y podrá vencerlos. Pueda ser, incluso, hecho un trabajo de brujería en su contra, pero vencerá porque está escrito, “Pondré fin a toda brujería…” (Miqueas 5:12).

“Ezequías tomó la carta que le entregaron los mensajeros de Senaquerib, la leyó y entró en el templo del Señor y la extendió delante del Señor. Allí hizo esta oración: «Señor, Dios de Israel, que te sientas en tu trono, por encima de los ángeles, sólo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra, pues tú creaste los cielos y la tierra. Inclínate, Señor, y escucha, te lo ruego. Abre tus ojos, Señor, y mira. Escucha a este hombre que desafía al Dios vivo” (2 Reyes 19:14-16). Como Ezequías usó la fe, es importante que la persona use su fe ya que es la única manera de poder vencer. Aquel que tiene comunión con Dios entiende que la derrota de él/ella, es la derrota de Dios, por la cual se lucha para alcanzar la victoria. Cuando la persona tiene la vida en las manos de Dios y en una relación de fe, ella está salva y logra vencer porque es imposible de ella ser vencida.

Dios le bendiga.

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