La séptima trompeta (parte 3)

¿Cómo? Él instruyó a Balaque a enviar las mujeres más bonitas en medio de los soldados de Israel, no sólo para hacerlos tener relaciones sexuales con ellas, sino, sobre todo, corromperse con los dioses de ellas y así provocar la ira de Dios.

Por tanto, nosotros podemos ver que el verso dieciocho muestra el Juicio Final, que ya es visto como presente por aquellos que están en el cielo. Aquella multitud innumerable que viene de la Gran Tribulación, los veinticuatro ancianos y Juan ve la prueba de que el dominio de Dios pasó a ser ejercido sobre la tierra. El apóstol ya ve esta multitud innumerable en el cielo, mientras que físicamente ella aún está en la tierra, donde en esta época acontece la persecución más cruel de toda la historia el cristianismo. Nunca hubo un tiempo tan terrible como este y jamás habrá otro. La narración de lo que acontecerá en estos días mejor explicado por el propio Señor Jesús, cuando dijo:

«Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda), entonces los que están en Judea, huyan a los montes. El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa; y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa. Mas ¡ay de las que están encintas, y de las que críen en aquellos días! Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo; porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; más por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados» (Mateo 24:15-22).

Israel será perseguido, y todos los que creen en el Señor Jesús después del arrebatamiento serán ejecutados. Juan es, por tanto, llevado en espíritu de un salto sobre el desenvolver los acontecimientos hasta el objetivo final, volviéndose testimonio de la realidad de la salvación, viendo al Señor Jesús como Vendedor.

«Se abrió, entonces el santuario, y sobrevinieron relámpagos, voces, truenos, terremotos y gran granizo».

Este abrir del santuario, que ahora se haya en el cielo se refiere al resultado de la muerte del Señor Jesús en el Calvario, pues, lo que allí acontece hizo el velo del santuario rasgarse de arriba abajo, como dice la Escritura: «Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron» (Mateo 27:51).

¡El santuario fue Abierto! Lo que significa decir que, a partir de entonces, cualquier persona, independiente de clase, color, raza, sexo o edad, a través del Señor Jesús, pasa a tener derecho de entrar en la presencia de Dios. Y él no necesita pastor, padre, obispo, papa o quien quiera que sea. Basta que ella invoque al Señor Jesús de todo el corazón y, inmediatamente ella estará delante del Dios-Padre. Y ahí está el mensaje que hace de la Iglesia Universal del Reino de Dios diferente de las demás religiones, pues nosotros hemos procurado abrir los ojos de las personas, diciéndoles que ellas no necesitan necesariamente nadie para entrar delante del Santo de los santos.

Continuará…

Si le interesa lea también: La séptima trompeta (parte 2)

Libro: Estudio del Apocalipsis Vol 1
Autor: Obispo Edir Macedo

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