La séptima trompeta (parte 2)

Hoy incluso ya podemos sentir esta gloria, cuando vemos el cumplimiento de la Palabra de Dios en la vida de aquellos que han creído. Pero cuando los juicios de la séptima trompeta estuviesen concluidos, entonces veremos esta gloria en los cielos. Y ahí, tendremos el grandioso contraste: en la tierra las más terribles tinieblas de juicio sobre los hijos de las tinieblas; en el cielo la manifestación de la mayor gloria. Aquellos que hoy escarnecen nuestra fe, ridiculizan el nombre de nuestro Dios, escarnecen nuestra fidelidad al Señor Jesús en los diezmos y en las ofrendas, en estos días de juicio irán rugido de dolor, hasta el punto de implorar las mayores tormentas y dolores por el resto de la eternidad, pues rechazaron el perdón de Dios, rechazaron el sacrificio del Hijo de Dios por ellos.

Ellos hicieron lo mismo cuando el Señor Jesús estaba siendo juzgado: prefirieron al salteador, asesino y malhechor, Barrabás que al Salvador Jesús. Todas las personas que se mantienen idólatras y rebeldes a la ofrenda de Dios, participarán de este juicio. Pero los fieles seguidores del Señor Jesús verán el cumplimiento triunfal de su victoria, y también por toda la eternidad, ¡Amén y Aleluya!

Cuando los veinticuatro ancianos digan: «Gracias te damos, Señor Dios, Todopoderoso, que es y que eras…» (Apocalipsis 11:17), ellos interrumpen la manifestación de la gloria de Dios, diciendo: «que has de ser». ¿Por qué ellos se interrumpen aquí? La verdad es que, en el tiempo de la séptima trompeta, ya comienza el futuro del Señor. El Señor no tendrá que ser, porque Él ya es. Él ya habrá asumido Su herencia. Entonces, lo que acontece es que cuando los ancianos coronados se sumergen en la adoración y se inclinan ante el ser Dios eterno, viene acontecer lo que aún es futuro en la tierra.

Pues aún existe en la tierra el dominio del anticristo, pero en el cielo ellos ya ven aquello que es dicho así: «En la verdad, las naciones se enfurecen; llegó, sin embargo, Tu ira, y el tiempo determinado para ser juzgados los muertos, para darse el galardón a Tus siervos, los profetas, los santos y los que temen Tu nombre, así a los pequeños como a los grandes, y para destruir a los que destruyen la tierra».

Ellos ven, por tanto, el odio de los pueblos contra el Señor y Su Ungido y contra Sión, contra Israel, y ven la ira de Dios y el Juicio Final del gran Trono Blanco. Todo esto el apóstol Juan también ve, anticipadamente, pues el juicio delante del gran Trono Blanco acontecerá después del Milenio. Los veinticuatro ancianos y Juan ven la bienaventuranza y el galardón para tres categorías de cristianos:

  1. Los profetas. Sus siervos.
  2. Los santos.
  3. Los que temen Su nombre.

Pero ellos ven también la destrucción para aquellos que destruyen la tierra. Entre estos destructores, existen muchos que son miembros de iglesias e incluso hasta sacerdotes, como era Balaaao. Son personas que se han encargado de hacer puente entre los pecadores y los santos fieles al Señor Jesús. Pues, ellos procuran traer el pecado de afuera para dentro a la iglesia. Así también actuó Balaao: él enseñó Balaque, enemigo de Israel, a armar trampas delante de los hijos de Israel.

Continuará…

Si le interesa lea también: La séptima trompeta (parte 1)

Libro: Estudio del Apocalipsis Vol 1
Autor: Obispo Edir Macedo

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