Las bendiciones provenientes de las ofrendas (parte II)

Las ofrendas traen bendiciones cuando son dadas con el máximo amor y dedicación. De la misma forma que nosotros damos ofrendas, las recibimos también. Si plantamos poco, poco vamos a recoger…

Las ofrendas son tan importantes para nuestra vida, que el apóstol Pablo dedica dos capítulos de su Epístola a los Corintios (2 Corintios 8 y 9).

En los diezmos Dios ve nuestra fidelidad hacia Él en el cumplimiento obligatorio de nuestra parte, en las ofrendas Dios ve nuestro amor y dedicación hacia Su Obra. En ambos casos Dios nos da la oportunidad de probar cuánto lo amamos realmente, pues como dijo el Señor Jesús:

“… porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Lucas 12:34).

Así, como la sangre es para el cuerpo humano, el dinero es para la Obra de Dios. Si la Iglesia tiene sus necesidades económicas, es porque Dios lo ha permitido, a fin de que sus líderes enseñen al pueblo a dar los diezmos y ofrendas, para que también reciban.

Dijo Jesús: “Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir” (Lucas 6:38). Para que el pueblo reciba buena medida, apretada, remecida, es preciso que dé; y de la manera con que dé, también recibirá.

El apóstol Pablo, dando instrucciones a Timoteo, dijo: “porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe y fueron traspasados de muchos dolores.”1 Timoteo 6:10

No es el dinero la raíz de todos los males, sino que el amor a él hace que las personas sean esclavas del mismo. Dios requiere el dinero, exactamente, a través de los diezmos y las ofrendas para probar la naturaleza del amor de sus hijos.

Continuará…

Si le interesa lea también: Sabiduría salvadora (Parte II)

Libro: En los Pasos de Jesús
Autor: Obispo Edir Macedo

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