Los Ciento Cuarenta Y Cuatro Mil Sellados (Parte 1)

«Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol. Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar, diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios. Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel. De la tribu de Judá, doce mil sellados. De la tribu de Rubén, doce mil sellados. De la tribu de Gad, doce mil sellados. De la tribu de Aser, doce mil sellados. De la tribu de Neftalí, doce mil sellados. De la tribu de Manasés, doce mil sellados. De la tribu de Simeón, doce mil sellados. De la tribu de Leví, doce mil sellados. De la tribu de Isacar, doce mil sellados. De la tribu de Zabulón, doce mil sellados. De la tribu de José, doce mil sellados. De la tribu de Benjamín, doce mil sellados» (Apocalipsis 7:1-8).

Muchos estudiosos del Apocalipsis han considerado este capítulo como una pausa entre el sexto y el séptimo sello. Y eso sucede porque se ve la transparencia de la gracia de Dios con una cierta clase especial de personas. Esos ciento cuarenta y cuatro mil sellados han sido justamente el gran problema de esos versos. Hay muchas versiones con respecto a ese grupo de personas.

Pero, si nosotros analizamos la historia de la Iglesia del Señor Jesús y ese grupo de personas, desde el punto de vista literal, vamos a verificar un paralelo, pues muchos de los que se convirtieron al Señor Jesús fueron sellados, solo que con un sello diferente de esos hijos de Israel. El sello que los seguidores del Señor Jesús han recibido es el bautismo con el Espíritu Santo, de acuerdo con la palabra que el apóstol Pablo dirigió a los cristianos, diciendo: «En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria» (Efesios 1:13-14).

Continuará…

Si le interesa lea también: El Sexto Sello (Parte 4)

Libro: Estudio del Apocalipsis Vol 1
Autor: Obispo Edir Macedo

Share This Post

More To Explore