Los dos testigos (parte 2)

Aunque no podamos ser categóricos en cuanto a la afirmación de la identidad de estos dos testigos, nosotros tenemos el derecho de suponer con gran oportunidad ser una verdad que, dada las características de ellas en la descripción del apóstol Juan, estos testimonios son Moisés y Elías. El presente contexto favorece eso, pues las cosas que ellas harán nos hacen recordarnos las vidas y las obras de estos verdaderos hombres de Dios. El sexto verso dice así:

«Ellas tienen la autoridad para cerrar el cielo, para que no llueva durante los días en que profeticen».

¿Quién en el pasado manifestó este tipo de autoridad? ¿Autoridad capaz de cerrar el cielo para que no lloviese, sino el profeta Elías? Pues como está escrito: «Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de Galaad, dijo a Acab: Vive el Señor Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra» (1 Reyes 17:1).

Vea que el profeta no tuvo el mínimo recelo de determinar su palabra delante del rey Acab, aquello que iba a suceder, es decir: ni lluvia ni rocío habría en Israel en los próximos años. Su autoridad de hombre de Dios hacía su palabra poderosa.

«Tiene autoridad también sobre las aguas, para convertirlas en sangre, así como herir a la tierra con toda clase de flagelos, tantas veces como quisiere».

¿Cuándo la autoridad que realizó estos grandes hechos, no está escrita con respecto a Moisés? Pues como dice la Escritura que:

«Y el Señor dijo a Moisés: Di a Aarón: Toma tu vara, y extiende tu mano sobre las aguas de Egipto, sobre sus ríos, sobre sus arroyos y sobre sus estanques, y sobre todos sus depósitos de aguas, para que se conviertan en sangre, y haya sangre por toda la región de Egipto, así en los vasos de madera como en los de piedra. Y Moisés y Aarón hicieron como el Señor lo mandó; y alzando la vara golpeó las aguas que había en el río, en presencia de Faraón y de sus siervos; y todas las aguas que había en el río se convirtieron en sangre» (Éxodo 7:19-20).

Además de eso, estos dos testimonios también recuerdan a Moisés y Elías, porque se hayan en pie delante del Señor, como era el caso de estos: pues el Señor hablaba con Moisés como un hombre habla con su amigo, conforme a lo que está escrito:

«Y él les dijo: Oíd ahora mis palabras. Cuando haya entre vosotros profeta del Señor, le aparecerá en visión, en sueños hablaré con él. No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa. Cara a cara hablaré con él, y claramente, y no por figuras; y verá la apariencia del Señor. ¿Por qué, pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés?» (Números 12:6-8).

Y el mismo está escrito con respecto a Elías, cuando él estaba delante del Señor: «Tan cierto como vive el Señor, Dios de Israel, delante de cuyo rostro estoy…».

El hecho de que tales prodigios sean atribuidos a estos dos testigos, difícilmente habría sucedido por accidente, de la parte del apóstol Juan. Además de eso, hay fuerza de argumento que dice que Elías representa a los profetas, al paso que Moisés representa la ley.

Continuará…

Si le interesa lea también: Los dos testigos (parte 1)

Libro: Estudio del Apocalipsis Vol 1
Autor: Obispo Edir Macedo

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