¿Por qué Dios creó el infierno?

El alma fue creada para vivir eternamente —eso se dará con Dios o con el diablo—.

El alma fue creada para vivir eternamente —eso se dará con Dios o con el diablo—.

El Altísimo no creó a Lucifer (el principal de los ángeles) para que viviera durante un tiempo determinado, sino para que Lo sirviera eternamente. Sin embargo, Lucifer se rebeló contra el Creador, se convirtió en Satanás y fue expulsado del Cielo. Al venir a la Tierra, comenzó a hacer toda la confusión que ya conocemos.

Siendo Satanás un ser tan malo, muchos se preguntan por qué Dios no lo mata. Eso resolvería muchos problemas, ¿no es así? Sin embargo, Dios no puede matar o destruir lo que Él hizo para que viviera toda la eternidad. Nosotros solemos hacer cosas que tienen una fecha de vencimiento, pero el Todopoderoso no.

Por eso, Dios creó un lugar, llamado infierno, para Satanás y un tercio de los ángeles que se rebelaron. En ese lugar, una parte de los ángeles caídos ya son mantenidos en prisión. Hay también otro lugar reservado para después del juicio final, que es llamado lago de fuego y azufre. En él, Satanás y todos los demonios serán aprisionados y torturados por toda la eternidad.

Esos lugares de aflicción y agonía no fueron ideados para el ser humano. El propio Señor Jesús dijo que el infierno fue creado para el diablo y sus ángeles (Mateo 25:41). Y, para salvar a las personas de sus pecados, Dios proveyó un plan de perdón y redención a través de la muerte de Su Hijo.

No obstante, así como hubo desobediencia y rebeldía en el Cielo, también las hay en la Tierra, por parte de aquellos que no aceptan a Jesús como único Señor y Salvador. Por voluntad propia, esas personas deciden su futuro eterno en el lago de fuego y azufre cuando rechazan el sacrificio del Señor Jesús en vida. Cuando mueren, su alma es conducida al infierno, una especie de antesala del lago de fuego y azufre. Por lo tanto, van al mismo lugar donde estarán Satanás, los demonios, la muerte, el infierno y todos los mentirosos, engañadores y aquellos que despreciaron a Jesús como Salvador.

No es de la voluntad de Dios que algún alma sea condenada. Al contrario, la Biblia revela que Dios planeó un nuevo cielo y una nueva tierra para aquellos que Lo aman. Dios considera nuestra alma tan preciosa que Él desea vivir con nosotros por toda la eternidad. El Señor Jesús les dijo a Sus discípulos que el Cielo es una casa donde Dios recibe a Sus hijos:

En la casa de Mi Padre hay muchas moradas; si no fuera así, os lo hubiera dicho; porque voy a preparar un lugar para vosotros (Juan 14:2).

Dios tiene una morada para cada persona allí en el Cielo. Sin embargo, Él no quiere llevar las almas a la fuerza. El Altísimo no es un profanador de mentes y corazones. Él quiere amor y entrega espontáneas del ser humano.

Para esto nos fue dado el espíritu: para que pensemos, evaluemos y nos entreguemos voluntariamente a Él en vida.

Continuará…

Si le interesa lea también: El infierno (Parte III)

Libro: Secretos y Misterios del Alma
Autor: Obispo Edir Macedo

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