El infierno (Parte III)

El rico estaba tan lúcido que recordó a sus seres queridos que estaban vivos, pero viviendo tan perdidos como él había vivido y que, por eso, tendrían el mismo destino que él

6) Allí, la consciencia y la memoria son preservadas, para que el condenado esté bien consciente de las elecciones que hizo y de las oportunidades de arrepentimiento que tuvo y perdió:

Pero Abraham le dijo: «Hijo, recuerda que durante tu vida recibiste tus bienes…» (Lucas 16:25).

El rico estaba tan lúcido que recordó a sus seres queridos que estaban vivos, pero viviendo tan perdidos como él había vivido y que, por eso, tendrían el mismo destino que él: “Pues tengo cinco hermanos, de modo que él los prevenga, para que ellos no vengan también a este lugar de tormento” (Lucas 16:28).

7) El alma no necesita agua, pues es el cuerpo el que tiene sed física, pero la Biblia dice que el rico, en el lugar de su tormento, levantó los ojos para ver a Abraham y a Lázaro (Lucas 16:23) y pidió una gota de agua para refrescar su lengua (Lucas 16:24). En otro pasaje, el Señor Jesús habla sobre el hecho de que los condenados sean dirigidos al infierno con las manos y los pies atados. Él dice también que, en el tormento, habrá un profundo llanto, gemidos y crujir de dientes, tamaño será el dolor causado por los sufrimientos.

Entonces el rey dijo a los sirvientes: «Atadle las manos y los pies, y echadlo a las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes» (Mateo 22:13).

… allí será el llanto y el crujir de dientes (Mateo 8:12).

8) Ningún muerto vuelve para comunicarse con los vivos, como algunos creen equivocadamente. Quien ve o conversa con personas que ya murieron está, en realidad, siendo engañado por espíritus malignos (Lucas 16:27-30). Y nadie reencarna en otro cuerpo para vivir en la Tierra nuevamente, como enseña la doctrina de la reencarnación.

Y así como está decretado que los hombres mueran una sola vez, y después de esto, el juicio (Hebreos 9:27).

En una fracción de segundos después de la muerte, comienzan las recompensas de la vida eterna o las torturas del infierno. Y no hay intervalo ni fin: o es descanso, o es lloro y crujir de dientes perpetuamente. ¡Imagínese un tormento sin descanso, sin medicación para aliviar el dolor y sin ninguna esperanza de, un día, tener alivio!

9) Una vez condenada al infierno, la persona jamás podrá cambiar su condición. Quien piensa que, en algún momento, los que están en el infierno tendrán una oportunidad de salir de allí está engañado.

… hay un gran abismo puesto entre nosotros y vosotros, de modo que los que quieran pasar de aquí a vosotros no puedan, y tampoco nadie pueda cruzar de allá a nosotros (Lucas 16:26).

10) El infierno está separado y distante del Cielo, pues Lázaro fue visto de lejos (Lucas 16:23). Podemos pensar que este versículo indica la posibilidad de que los condenados miren hacia lo alto y, de alguna forma, logren ver a los salvos en plena satisfacción. Por lo tanto, eso puede ser un indicador de una causa más de angustia y aflicción.

El infierno es un lugar de total ausencia de la bondad y de la misericordia de Dios. Es un lugar donde no existe la acción del Espíritu Santo para el convencimiento del pecado y para el arrepentimiento. ¿Usted logra entender cuán terrible es esa realidad? Nunca más puede tener una oración respondida ni disfrutar de alguna virtud divina, como el amor, la alegría o la paz.

El infierno es la mayor manifestación de la justicia de Dios. Por ser recto, Él no trata a todos de la misma forma, sino que retribuye a cada uno según su proceder. Si los que andan en la justicia y los que andan en la iniquidad fueran todos al mismo lugar, ¿dónde estaría el carácter recto de Dios?

Intenté explicar un poco sobre ese lugar terrible, pero nuestra mente no logra dimensionar los horrores del infierno. Muchos pasajes bíblicos son tan profundos que solo nos resta leerlos con temor y temblor, para que así nuestra alma esté en completa vigilancia espiritual.

Me gustaría finalizar hablando sobre otros dos puntos importantes en esta narración del Señor Jesús:

  • Lázaro simboliza a todos aquellos que reconocen su fragilidad y pequeñez y que, por eso, dependen de Dios en todo —en la vida y en la muerte—. El rico, por su parte, representa a todos los orgullosos y prepotentes que viven despreocupados por su propia salvación. Sus pensamientos giran en torno a aumentar su riqueza, casarse, descansar y satisfacer su alma con los placeres de este mundo.
  • Tener a alguien necesitado cerca nuestro es una prueba divina para que practiquemos la Palabra de Dios. El rico tenía a Lázaro a la puerta de su lujosa casa, dándole la oportunidad de ser generoso, bueno y sensible al dolor de su prójimo. Sin embargo, él —que probablemente era judío, pues llamó padre a Abraham— actuó de manera contraria a lo que las Escrituras enseñan.

En todas las generaciones, fueron poquísimos los “Lázaros” y muchos los “ricos” que solo se ocuparon de los cuidados de esta vida y no del porvenir. Así también ha sido en nuestros días.

Continuará…

Si le interesa lea también: El infierno (Parte II)

Libro: Secretos y Misterios del Alma
Autor: Obispo Edir Macedo

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